Uruguay se inclinó a salidas democráticas y cedió a presión interna sobre Venezuela
El analista Daniel Chasquetti señaló que no reconocer a Guaidó es una forma de contentar a los grupos del Frente Amplio de Uruguay que todavía creen en la revolución bolivariana. Para el investigador Mauro Casa, el gobierno de Tabaré Vásquez consolida su distanciamiento de Maduro
Pese a ser uno de los impulsores del Mecanismo de Montevideo en el cual se exploraba el llamado al diálogo para solventar la crisis política en Venezuela, Uruguay cambió su línea, el pasado 8 de febrero, y se plegó a la petición de la Unión Europea (UE), a través del Grupo de Contacto Internacional, de que en el país haya elecciones con todas las garantías. El vuelco se originó por las diferencias políticas internas, la presión internacional y la apuesta por una salida democrática ante las fracturas institucionales del país que gobierna Nicolás Maduro, advierten analistas uruguayos e internacionalistas venezolanos.
“La posición del gobierno uruguayo es consecuencia de las contradicciones internas del Frente Amplio (FA) y del costo político que su posición tiene dentro y fuera del país. El Frente Amplio estaba pagando por no exigir elecciones libres en Venezuela. Dentro del Frente Amplio hay sectores que comprenden que Venezuela es una dictadura y otros que no. Todos, en mayor o menor medida, le deben favores al chavismo”, explicó Adolfo Garcé, miembro del Instituto de Ciencia Política de la Universidad de la República en Uruguay.
Mauro Casa, también analista e investigador uruguayo, refirió que el Frente Amplio es una coalición muy grande de sectores que van desde el centro político a sectores más bien liberales, a sectores de izquierda en los cuales existen diferencias.
“En la izquierda del Frente Amplio se ha pasado del respaldo absoluto a lo que era el chavismo como un fenómeno político a posiciones más críticas de no comprar todo lo que dice el gobierno de Nicolás Maduro. Tal vez la principal diferencia entre moderados y radicales es que unos reconocen la crisis, tienen críticas para Maduro y ven con mayor preocupación una intervención militar en la región, y los sectores tradicionales no le atribuyen toda la responsabilidad de la crisis a Maduro y piden evitar una intervención militar en la región”, indicó.
Adolfo Garcé cree que ha crecido el costo de Vásquez de no distanciarse del gobierno de Maduro. “Por eso, en ocasión de la cumbre celebrada en Montevideo, el canciller Rodolfo Nin Novoa pudo tomar el riesgo de apoyar a los países de la Unión Europea que piden elecciones”
Mauro Casa enfatizó que la posición reciente de Uruguay de llamar a elecciones libres en Venezuela no debe sorprender.
“El cambio de posición no es un cambio radical, en muchos medios aparecía la postura de que el gobierno era una aliado de Nicolás Maduro, pero eso es una caricatura. En los últimos años Uruguay se ha ido distanciando más del apoyo al régimen venezolano y en la última presidencia de Tabaré Vásquez, que asume en 2015, tuvo una posición cada vez más neutral y en defensa de la no injerencia y la autodeterminación del pueblo venezolano. En las últimas semanas se ha neutralizado cualquier posibilidad de intervención militar como salida a la crisis política y de legitimidad que padece el gobierno de Maduro”, puntualizó.
Añadió que el giro de posición de Uruguay viene de largo plazo y se consolida con la solicitud de comicios. Sin embargo, recordó que hay grupos de la izquierda uruguaya que no comparten el llamado a elecciones porque consideran que las elecciones en las que fue electo Maduro, en 2018, son legítimas
Casa desestima el peso que la decisión reciente de Uruguay tenga sobre el gobierno de Maduro e indica que el gobernante tiene más preocupaciones en este momento, dentro de las que señala la tarea de preservar el respaldo de países potencias como Rusia, China y Turquía, entre otros. Sin embargo, destacó el protagonismo de Uruguay como una referencia democrática en la región.
Sobre este último aspecto, el analista uruguayo Daniel Chasquetti sostuvo que el giro de posición era inminente, por cuanto “la neutralidad del gobierno era insostenible dentro y fuera de Uruguay”. Puntualizó que el país sureño, como jugador internacional, no puede permanecer aislado.
“Estimo que las posiciones de Uruguay no hacen ninguna diferencia. Es un país pequeño que no influye demasiado internacionalmente pese a tener reputación de país serio y democrático. Veo a Maduro y su entorno decididos a no abandonar el poder en tanto el Ejército los apoye”, subrayó.
No obstante, Chasquetti no duda de que Maduro fue sorprendido por el cambio uruguayo. “Aún así, el mecanismo de Montevideo sigue siendo una carta a jugar por Maduro. Una tabla de salvación en el peor de los escenarios”.
No reconocimiento
Dentro de la última posición asumida sobre Venezuela, Uruguay no reconoció al presidente de la Asamblea Nacional (AN), diputado Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela. “No reconocer a Guaidó es una forma de contemplar a los grupos del Frente Amplio que todavía creen en la revolución bolivariana. Principalmente el Partido Comunista y el sector de Pepe Mujica. Hay que recordar que juntos controlan más de la mitad de las bancas del FA en el Parlamento”, afirmó el analista Daniel Chasquetti.
Durante su comparecencia ante el Parlamento uruguayo, el 12 de febrero, el canciller Rodolfo Nin Novoa argumentó: “Guaidó solamente ha logrado el reconocimiento de 43 países de los 193 miembros de las Naciones Unidas. Uruguay no puede reconocer a un presidente que no fue electo por la población. El gobierno de Guaidó en las condiciones actuales solamente puede validarse por la vía de la fuerza o un levantamiento militar o una intervención extranjera”.
Línea regional
Los internacionalistas venezolanos creen que Uruguay se acogió a la posición de la región sobre Venezuela. Luis Daniel Álvarez sostuvo que el gobierno de Maduro, calificado como usurpador por la Asamblea Nacional, genera rechazo en la región y la posición de Uruguay coloca al país sureña en consonancia con con oteas naciones que apuestan por una solución electoral en Venezuela. «Ya no solo Uruguay, gran parte de América Latina va en la dirección de activa una salida democrática y reprochar cualquier violación de los derechos humanos», sostuvo.
Álvarez coincidió con los analistas uruguayos sobre el impacto de las tendencias políticas internas en la posición del gobierno de Tabaré Vásquez
«El gobierno de Maduro buscaba a todas luces que el escenario de Montevideo lo iba a respaldar pero se impuso la fortaleza del discurso de la Unión Europea sobre la realización de comicios transparentes sin inhabilitados. En ese proceso, México y Bolivia, y un sector del Caribe quedaron aislados. Es importante que Uruguay, que era el país anfitrión haya asumido un cambio de posición», indicó.
Asimismo, el internacionalista Carlos Romero sostuvo que «las posiciones neutrales que había asumido Uruguay no generaron confianza en otros países latinoamericanos, como en el Grupo de Lima, en el que ha habido serias reservas sobre su línea de zig zig adoptada hasta ahora».
Sin embargo, Romero afirmó que el gobierno de Tabaré Vásquez enfrentó falta de consenso sobre la crisis venezolana y, al mismo tiempo, encaró la presión para que no sea favorable a la gestión de Nicolás Maduro. Agregó que la posición de Uruguay sobre Venezuela, hasta ahora, había sido poco respetada en el escenario internacional.
Para Juan Francisco Contreras, también internacionalista, «los cambios de Uruguay significan que el salvavidas que buscaba Maduro con el Mecanismo de Montevideo no funcionó y se truncó su intención de lograr más oxígeno a través del diálogo. El giro uruguayo y el respaldo al llamado de elecciones de la UE se basa en que no se justifica seguir dando paso a los intentos de Maduro de negociar y ganar tiempo».