Yo soy venezolano, por Jorge Francisco Sambrano
La lucha continúa y el desastre también. Se respira un ambiente hostil en cada rincón de Venezuela por el sempiterno problema del efectivo, debacle de los servicios públicos, un aumento salarial sin respaldo, el pasticho maligno del “diálogo” y demás hierbas aromáticas.
Al doctor Víctor se le ha revelado su creación: el Frankenstein criollo no es una ficción. Aunque hayan convertido a la “pequeña Venecia” en una planicie camboyana al estilo de la época de Pol Pot, la fe y la esperanza de una inmensa mayoría de conciudadanos siguen en supervivencia.
Sin embargo, la cuestión es aún mucho más profunda tanto como la profundidad del Orinoco. La lucha en el interior y el exterior se agudiza porque el anhelo de cambio pasa factura. ¡Hasta cuándo! Es una de las aturdidoras y desesperadas expresiones que se escuchan en cualquier cola o conversación cotidiana y es que, el tiempo pasa factura.
Ya pasaron 20 años de que “las familias” de Mario Puzo, pero venezolanizadas, tomaran el poder con su padrino, el “intergaláctico” a la cabeza. Hoy, su líder no está y su sucesor ya roza en el refrán: “no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista.”y dada las circunstancias el cuerpo no resistirá por mucho tiempo, aunque digan que “nos hemos acostumbrado”.
Ahora, surge una interrogante muy interesante dada las circunstancias y la fe puesta en la proximidad de un futuro mejor: ¿Estamos preparados para gobernar y liderar los procesos que están por venir?
La premisa del “luego de la tormenta viene la calma” está incrustada en la mayoría de los corazones y pensamientos de nuestros compatriotas, pero, ¿Estamos listos para esa “calma”? Debemos revisar exhaustiva y profundamente nuestro “plan abecedario” porque esta realidad pronto cambiará.
¿Qué haremos con un país dividido ?, ¿Que haremos con una sociedad polarizada entre “los con carnet” y “los sin carnet?», ¿Qué plan hay a corto plazo para medio estabilizar la economía y frenar la estanflación?, ¿Qué garantías habrá para ese pueblo chavista desilusionado y para aquellos revolucionarios de verdad que fueron defraudados?, ¿Empezarán juicios de “Nuremberg” a la criolla?, ¿Seguiremos con las regalías de gasolina y subsidios?, ¿Estamos preparados para decirle a Juan que debe pagar el agua y a María el recibo de luz?, ¿Verdaderamente existe gente de cambios o solo es un cambio de gente? Y así, un sinfín de preguntas que están rondando a lo largo y ancho del territorio venezolano. Nuestro pueblo nos exige inflexiblemente altura, compromiso y seriedad para la reconstrucción de nuestra nación.
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Las respuestas deben llegar porque el pueblo espera. La esperanza y convicción debemos inyectarla en cada médula espinal y la confianza como antídoto para evitar la hemorragia que muchos han causado. La frase de un doncito de Guatire, a quien lo apodan “el padre de la democracia” sigue vigente: “No profeso ese universalismo de quienes se autotitulan ‘ciudadanos del mundo’. Antes que todo y primero que todo, soy venezolano. Siento y pienso como ciudadano. El interés por mi país lo antepongo, resueltamente al de otra nación”, pues, yo soy venezolano y todos los somos.
#RendirseNoEsUnaOpcion