Endurecimiento de las sanciones da pie a que empresas rompan relaciones con Venezuela
La medida reciente tomada por Donald Trump aumenta el riesgo reputacional que ya venían sintiendo compañías de terceros países desde que Estados Unidos empezó a presionar con sanciones al gobierno venezolano para que ceda el poder, según expertos
La orden ejecutiva que el presidente Donald Trump firmó el 5 de agosto complica el escenario económico y financiero venezolano, pues según expertos aumenta el riesgo reputacional que ya venían sintiendo empresas de terceros países, que mantienen relaciones comerciales con Venezuela, desde que Estados Unidos empezó a presionar con sanciones a Nicolás Maduro para que ceda el poder, sanciones que ya viene aplicando desde agosto de 2017 y que arreció este 2019 cuando impuso medidas contra Pdvsa y el Banco Central de Venezuela (BCV).
El incremento del riesgo que sienten compañías no estadounidenses de ser sancionadas y no poder seguir manteniendo relaciones comerciales con ese país, uno de los principales mercados internacionales, puede provocar que esas empresas decidan de manera unilateral romper vínculos con Venezuela.
De hecho, la alemana SEDO, dedicada a la compraventa de dominios en Internet, suspendió el martes 6 de agosto –un día después de firmada la orden– las cuentas de sus usuarios en Venezuela “porque el sistema financiero de EEUU lo considera de alto riesgo”, de acuerdo con un comunicado enviado a sus clientes.
“El gobierno de USA aplica sanciones económicas y comerciales basadas en la política exterior y los objetivos de seguridad nacional contra países y regímenes extranjeros seleccionados, terroristas, narcotraficantes internacionales, aquellos involucrados en actividades relacionadas con la proliferación de armas de destrucción masiva y otras amenazas para el país. Esto tiene un impacto directo en nuestras relaciones comerciales y las de nuestra subsidiaria en los Estados Unidos. Por lo tanto, hemos promulgado una política de no participar en transacciones financieras, ya sea relacionadas con ventas de dominios o estacionamiento de dominios con clientes en su país”, señala el comunicado de la germana.
La orden de Estados Unidos del 5 de agosto fue firmada dos años después de la primera sanción financiera contra el gobierno de Maduro, que prohibió en aquel momento que ciudadanos estadounidenses o personas relacionadas con EEUU negociasen bonos soberanos y de Pdvsa.
La medida reciente bloquea todos los bienes propiedad del gobierno de Venezuela que se encuentran en Estados Unidos, incluyendo los que tienen el BCV y Petróleos de Venezuela (Pdvsa), y prohíbe que cualquier empresa norteamericana haga negocios con el gobierno de Caracas
Justos y pecadores
El endurecimiento de las sanciones de Estados Unidos contra Venezuela ya no se enfoca única y exclusivamente en funcionarios del gobierno de Maduro, sino que ahora se extiende a todas las empresas que, teniendo negocios e intereses en EEUU, también hayan tenido negocios con el gobierno de Venezuela o con empresas del Estado, afirma el economista e investigador Víctor Álvarez.
Advierte que por el llamado riesgo reputacional, la “sanción” puede hacerse extensiva a empresas de otros países que a su vez hayan tenido negocios o relaciones económicas, comerciales o financieras con empresas del Estado venezolano.
“Es probable que tal como ocurrió cuando se dictó la orden ejecutiva que declaraba a Venezuela como una amenaza inusual y extraordinaria, muchas cuentas de personas naturales y jurídicas en los EEUU sean canceladas. Estas sanciones ya no solamente impactarán a los intereses de funcionarios del gobierno de Maduro en EEUU, sino que repercutirán también sobre las empresas las personas venezolanas con intereses en el país norteamericano”.
El experto alerta que la escalada de sanciones de Trump complica aún más el panorama, pues puede terminar de cerrar los pequeños mercados petroleros internacionales que le quedan a Venezuela, particularmente en Asia y concretamente India, ya que no se van a arriesgar a perder sus negocios con un mercado mucho más grande como es el de EEUU por mantener negocios con Venezuela, sobre todo cuando su petróleo lo pueden encontrar en otros países.
Las sanciones efectivamente complican el escenario económico y financiero venezolano, ya no se trata única y exclusivamente de sanciones contra funcionarios públicos del gobierno de Maduro, sino que en este caso se extiende a las empresas venezolanas y a empresas de otros países que puedan eventualmente mantener negocios con Venezuela”, reitera Álvarez
El economista Francisco Rodríguez coincide con Álvarez al afirmar que “la amenaza de imponer sanciones secundarias a las empresas de otros países que hagan negocios con el gobierno venezolano puede llevar a que la India, que hoy compra la mitad del petróleo venezolano, reduzca o elimine sus compras al país”.
¿Embargo?
Según analistas, la medida no embarga a Venezuela. Richard Nephew, exoficial del Departamento de Estado que ha escrito libros sobre sanciones económicas, dijo a The New York Times: “Esto no es un embargo. No crea multas o castigos por hacer negocios con toda Venezuela, solamente deniega entablar esas actividades con el gobierno venezolano, y dudo que antes de esto todavía hubiera de esas actividades como para que la nueva acción las extinga”.
Según el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, la Orden Ejecutiva del 5 de agosto no prohíbe las transacciones relacionadas con el suministro de artículos como alimentos, ropa y medicamentos destinados a ser usado “para aliviar el sufrimiento humano”. Tampoco impide la provisión y recepción de servicios médicos de emergencia y la provisión de otros servicios médicos. Además, la orden no prohíbe las transacciones de remesas personales no comerciales que involucran a ciertas instituciones financieras.
Si bien la medida contiene la excepción para la importación de alimentos y medicinas con fines humanitarios, en la práctica estas excepciones no han podido ser utilizadas efectivamente en otros países con regímenes de embargo similares, afirma Rodríguez.
“En resumen, esta medida hará más difícil importar todo tipo de bienes, y reducirá aún más las exiguas exportaciones petroleras del país. Profundizará la crisis económica venezolana, sin necesariamente debilitar al régimen. Las crisis económicas no necesariamente llevan a que los dictadores pierdan el poder. A medida que un país se empobrece, un gobierno autoritario se puede hacer más poderoso debido a su control de los alimentos. El hambre de los pueblos alimenta a las dictaduras”, añade el experto.
En efecto, el economista Manuel Sutherland, director del Centro de Investigación y Formación Obrera (CIFO), asevera que las sanciones dificultan más la salida de la crisis y que no tienen ni tendrán un resultado positivo en el futuro.
“En varios estudios de profesores de universidades muy prestigiosas de Estados Unidos, que no tienen nada que ver con el comunismo o con el islamismo extremo, se demuestra que las sanciones empeoran los niveles de vida de los ciudadanos, atacan a la población más vulnerable, como las mujeres embarazas, los desempleados y las personas de la tercera edad, y los colocan en una situación de pobreza aún más precaria”, asegura.