Negocios de Lacava transformaron la gobernación de Carabobo en la Drácula Corp
Rafael Lacava parece contar con recursos que otros de sus colegas no tienen para desarrollar productos, servicios, fiestas y hacerse cargo de funciones relacionadas con las alcaldías o el sector privado
Alejandro Villalobos
Carabobo es la tierra de lo posible. Y eso lo sabe su gobernador Rafael Lacava que ha anunciado una serie de productos y servicios tan variados que son dignos de una corporación privada, gigantesca, de gran capital. Todo con el nombre de su álter ego: Drácula, una marca que comenzó como una broma basada en un chiste y que el mandatario regional convirtió en su sello personal.
No estaría mal si la función de un gobernador sea la de producir bienes y servicios, pero la Constitución venezolana delimita bien esas competencias. Y en ninguna ordena crear una línea de ropa deportiva o producir una cerveza artesanal. Esto desdibuja la línea entre lo institucional que ofrece la gobernación de Carabobo y el gobernador Lacava. Empezando por lo más importante: ¿de dónde salen los recursos?
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“Nada está claro”, adelanta la diputada de la Asamblea Nacional por Proyecto Venezuela Deyaitza Aray, una de las pocas voces opositoras que sobresalen en Carabobo. Y reafirma que Lacava “ha convertido las políticas sociales e institucionales en negocios personales. Ha ridiculizado y profanado la institucionalidad”.
El gobernador tiene un Consejo Legislativo totalmente a su favor, de su partido. También tiene la buena disposición de sus amigos, aunque algunos dirigentes del PSUV que prefirieron guardar sus nombres aseguran que actuarían más por extorsión y coerción que por gusto propio.
En ningún otro estado del país hay una gobernación que maneje recursos para montar una plaza con puestos de comida rápida, bares y diversión para niños como la hay en Valencia. Es la plaza Cristóbal Mendoza, en homenaje el primer presidente de Venezuela, que ahora alberga el DracuPark, en El Viñedo, un espacio que busca competir con el parque Metropolitano del vecino y opositor municipio San Diego.
Pero algunos parecen tener buenas ganancias. Hace pocos meses, y ante el desorden en la distribución de gas doméstico, Lacava asumió el control. Lo primero que hizo fue un censo y a las semanas el problema tomó un rumbo de solución. Ahora el negocio creció, el gobernador (o la Gobernación, no se sabe) adquirió dos plantas móviles de suministro del servicio a domicilio, alquiló una flota de camiones para el transporte y el resultado es Gas Drácula: “tenemos gas, pero es el más costoso del país”, según argumentan los beneficiarios.
Con estas compras, volvieron las dudas sobre el bloqueo de Estados Unidos a Venezuela, como cuando Lacava trajo autobuses escolares de desecho desde Norteamérica para transportar a los carabobeños (TransDrácula), sin explicar cómo sorteó tal barrera. ¿Quién hizo el negocio? ¿Él mismo? ¿Un tercero? ¿La gobernación? La respuesta sigue en el limbo.
Buche y pluma
La reciente puesta en marcha del ferrocarril entre las localidades de San Diego y Guacara (que parece una obra de la gobernación y no de su gobernador) es un ejemplo evidente y oportuno de lo que se anuncia sin ser terminado. Sólo con ir a una de las dos estaciones se descubre que el sistema no funciona.
Las instalaciones son grandes y nuevas, pero hasta ahí. La de Guacara tiene mayor movilidad, por su posición estratégica, pero la de San Diego parece invadida por una familia. El problema no es el vagón, ni los rieles… es la voluntad. Solo son detalles que atender, y no se resuelven desde hace meses. Su uso: pasear a niños de escuelas públicas. ¿Será el único recuerdo que tendrán de un tren?
Uno de los problemas operativos es el transporte TransDrácula, pues sin su apoyo los pasajeros que lleguen a San Diego quedarían varados en un paraje donde no hay ni un vendedor de agua.
El TransDrácula, que Lacava anunció con videos supreproducidos en Twitter, ya casi no se ve rodando en las avenidas principales de Valencia, sólo 15% de los primeros buses que llegaron siguen en pie. Se puede ver una unidad cada dos horas pasar por la Bolívar, la más concurrida. Ni para ir a Güigüe, a unos 15 kilómetros de Valencia, quedan unidades disponible… para allá siguen funcionando los camiones de platabanda.
Arepa con mantequilla
Tímidamente, después de meses de su anuncio, la harina de maíz Dracuarepa comienza a verse en algunas zonas. La primera vez fue un Dracuarepazo, que no tuvo la convocatoria esperada, en la plaza de Toros de Valencia, el 12 de febrero pasado, el mismo día de un importante evento de la oposición en la capital de Carabobo.
En estos meses, la Dracuarepa ya se incluye en algunas bolsas de comida que entrega la gobernación. Lo único que han informado algunos trabajadores en los operativos es que se produce en Guanare, estado Portuguesa.
Y como a cada arepa le llega su mantequilla, la Dracumargarina apareció para hacer pareja con los preparados de maíz. Fue apenas hace unos días que Lacava la sugirió a sus seguidores para acompañar su arepa.
En el combo también llego el Dracuaceite, un refinado de productos grasos que Lacava repartió a cocineras de empanadas del estado para corroborar las bondades de un producto que no se sabe dónde se produce, pero que seguramente sale, al igual que la margarina, de las líneas de Industrias Diana, la procesadora de grasas nacionalizada por Hugo Chávez en 2008.
Uno de los proyectos más llamativos es la Dracucerveza, esperada en el OctoberFest (18, 19 y 20 de octubre) que el gobierno de Carabobo patrocina cada año y dónde se puede consumir espumante de cebada artesanal. Lacava la prometió para ese evento.
Y no se puede dejar por fuera la línea de ropa Drácula, de la que poco se ha visto, aunque en el YMCA de Puerto Cabello, remodelado pero a la vez sin uso, hay pequeñas tiendas que la ofrecen. Lo que sí está funcionando con evidencia es La Bombonerita, un semillero de beisbolistas.
¿Cómo hace?
¿Cómo hace el gobernador de Carabobo para desarrollar una corporación de productos tan variados si las regiones tienen presupuesto ajustado para sus gastos y tímidas inversiones? Lo primero que argumentan quienes adversan a Lacava es que sus productos son cascarones vacíos: un anuncio, una muestra y mucho populismo en Twitter. No hay nada más
Deyalitza Aray lo asocia a un conducta sociópata, una obsesión por hacer realidad sueños de hace años.
Lo cierto es que también Lacava tiene a su mando la distribución del agua potable (que asumió tras botar al presidente de Hidrocentro y colocar a uno de su entera confianza). Algunas urbanizaciones dependen del camión de Drácula para surtirse del líquido o llenar sus taques, porque el agua no llega regularmente por la tubería.
La basura no la recogen las alcaldías, sino la gobernación. La limpieza de calles, avenidas, mantenimiento de alumbrado, ornamento de plazas, todo está en manos del gobierno regional.
La fábrica de asfalto y las unidades para destapar cañerías las usa la gobernación, no las alcaldías.
“Los alcaldes en Carabobo están neutralizados. Sus políticas son las de la gobernación. El único no alineado es el mandatario de Libertador (Tocuyito), Ángel Perozo, que es la única ficha que le quedó al exgobernador Francisco Ameliach, después de caer en desgracia con su amigo y compadre, Rafael Lacava».
Y nadie sabe, rememora Aray, qué pasó con los galpones llenos de comida que rompieron esa amistad. ¿Acaso los aprovecha Lacava para sus negocios? Se preguntó la diputada.
Desde la gobernación ningún funcionario, de ningún nivel, está dispuesto a hablar de la forma en que su jefe administra los recursos, de los que se ignora si son de la gobernación, propios, de amigos, acólitos o simples interesados.
Algunas fuentes que hablaron entre dientes aseguran que Lacava apela a sus amigos empresarios y si es necesario los obliga a participar en sus ideas, con amenazas de sanciones. De hecho, se dice que así vio la vida la Dracuarepa, una harina de maíz que fabrica una pequeña empresa con la que Lacava consiguió el cambio de etiqueta para hacer su post en Twitter.
¿Qué gana esa empresa u otra de las involucradas? “Titularidad y exclusividad en negocios nuevos”, asegura Aray, mientras que voceros de la oposición estiman que no es una ganancia directa, que se le prometen contratos o se les incluye en listas para beneficios o participación en otros proyectos más jugosos.
De cualquier manera, casi nunca se gana con Lacava. Las expo ferias de Valencia y los Dracufest son buen escenario para recuperar inversiones en potes vacíos, pero también hay cuotas que pagar. Para participar en el evento de carnaval en Puerto Cabello, los restaurantes fueron obligados a alquilar un espacio por 20 dólares diarios en efectivo, que no se sabe si entraron al erario público.
Costoso con errores
La afinidad de Lacava con Estados Unidos, su pueblo o su cultura es evidente. En reuniones privadas con periodistas lo ha hecho saber, y trascendió su molestia cuando fue sancionado por evitar que la ayuda humanitaria entrara por Puerto Cabello, el puerto más importante del país.
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Pero se desquitó. En el distribuidor de El Trigal, sobre la transitada Autopista del Este, y con el logo de Drácula, se exhibe una frase inspiradora de un hombre que supo hacer dinero desde su reducto capitalista.
“Inventemos el mañana en lugar de preocuparnos sobre qué ocurrió ayer”, de Steve Jobs y se ve una ilustración con su rostro, pero el nombre está mal escrito; lo correcto es: “Steve”. Un error de imprenta en un mamotreto de 150 por 1,50 metros que se ve en ambos sentidos de la vía, impreso en loneta, montado en metal e iluminado mejor que una calle de Trapichito, con una inversión que pasó los 30 millones de bolívares.
El anuncio no caló bien en los carabobeños, que deben pagar los peajes más costosos del país para transitar por autopistas, distribuidores y avenidas de la entidad sin señalización, con huecos y peligros de delincuencia.
Crespos hechos
El hermoso parque San Esteban, que contempla montañas, costa y las islas frente a Puerto Cabello, está bien estructurado por Inparques. Unas islas están dispuestas para el turismo y la recreación y otras para la preservación… y una de esas es Santo Domingo, la que Lacava ya anunció como suya.
Santo Domingo es una isla pequeña, reservorio de especies marinas importantes y, a pesar de los contactos en Caracas, el permiso para su explotación fue negado, supo Deyalitza Aray. Así que después que el gobernador Lacava se bañó en sus aguas, le informaron que sus intenciones no podrían ser complacidas. Otro ofrecimiento que cayó en un saco sin fondo.
En compensación, y después de haberlo hecho cuando era alcalde del municipio costero, tomó el restaurante del Fortín Solano, una edificación hecha por españoles durante la época colonial, y lo entregó a quienes podría ofrecer un menú exclusivo y gourmet; se llama Roso Restaurant.
Lacava le hizo una melosa publicidad en Twitter y un seguidor respondió que imaginaba que una familia no podría comer allí (por los costos). “Eso no es para quien gana sueldo mínimo, grandísimo Mmg”, fue la amable y sentida respuesta de un gobernador comprometido con el socialismo.