Dos años de hiperinflación rampante gracias a las contradicciones del BCV (I)
Las causas que originaron una economía venezolana en hiperinflación no solo continúan presentes, también el BCV y el gobierno aplican nuevas acciones que imprimen velocidad a los precios
Dos años cumple la economía sumergida en un proceso hiperinflacionario que a todas luces continuará. Desde que se inició en noviembre del año 2017, las autoridades monetarias y financieras han creado una serie de medidas para estabilizar los precios de los bienes y servicios y del tipo de cambio paralelo. Sin embargo, otras actuaciones tanto del Banco Central de Venezuela como de la administración de Nicolás Maduro continúan incentivando la inflación, mostrando una vez más las claras contradicciones en el manejo de la política macroeconómica del país.
Con estos 24 meses, Venezuela además integra la lista de los países con hiperinflaciones más duraderas, subiendo al lugar número 8, luego de Nicaragua cuyo proceso tardó 58 meses en superarse, seguido de Grecia, Ukrania, China, Rusia, Angola y Azerbayán. Pero también la nación petrolera lidera en 2019 otro ranking: es la única economía con hiperinflación en el mundo.
De acuerdo a las cifras oficiales del Banco Central de Venezuela (BCV), el índice nacional de precios ha cerrado cada mes entre dos a tres dígitos desde que el país entró en hiperinflación. En septiembre pasado finalizó en 52,2% lo que significó una tasa acumulada desde enero de este año de 4.679,5%. Mientras que desde noviembre de 2017 hasta ahora la variación alcanza 9.679.280,18%.
El Fondo Monetario Internacional (FMI), por cierto, estima para Venezuela una inflación al cierre de 2019 de 200.000%. Muy por encima del resto de las economías del mundo.
Analistas consultados reiteran que las medidas aisladas ejecutadas en los últimos años son insuficientes para mejorar la economía en el largo plazo, por lo que es necesario un plan de estabilización macroeconómico acompañado de suficientes ingresos en divisas. Lo primordial -sostienen- es que se eliminen por completo los tres ingredientes principales que causaron la hiperinflación venezolana: los controles de precio y de cambio, el financiamiento monetario al gasto del gobierno y las limitaciones a la producción local.
Pero en estos dos años de hiperinflación, justamente el BCV ha ejecutado varias medidas para impedir un rebote exponencial del tipo de cambio y así evitar un impacto en los precios de los bienes y servicios, fracasando en estos objetivos dado los resultados.
Estas son las principales contradicciones en la ejecución de la política económica venezolana que han sometido por dos años al país en un proceso inédito y desconocido por los venezolanos:
1. Encaje legal versus Liquidez monetaria
En agosto de 2018, el BCV decidió que la banca debía mantener un encaje especial adicional igual al 100% sobre el incremento de las reservas bancarias excedentarias, mientras que aumentó a 57% el encaje legal ordinario. Esto significa que una buena porción de los recursos captados por la banca debían entregarse al banco central y no destinarse a la entrega de créditos para, entre otras cosas, a la compra de divisas.
La medida buscaba estabilizar el mercado cambiario, frenar la hiperinflación y evitar la devaluación del tipo de cambio oficial. No obstante, desde ese momento y hasta la fecha, el precio del dólar paralelo se multiplicó por 284 veces, la inflación aumentó 89.205% y el tipo de cambio se ha devaluado en casi 100%.
El resultado obtenido hasta ahora por los cambios del encaje legal ha sido la caída significativa de 64,5% de los préstamos bancarios, lo cual ha perjudicado aún más la actividad económica del país sumida en recesión desde hace ya seis años. Era de esperarse, de acuerdo a las advertencias de economistas, que la medida sería bombardeada por la continua emisión de dinero inorgánico por parte del BCV para financiar el gasto del gobierno.
La expansión monetaria es gasolina para la inflación», señalan analistas económicos, quienes recuerdan la relación directa que existe entre el crecimiento de los medios de pago y los precios
Las propias cifras del banco central revelan que desde la vigencia del nuevo encaje legal, la liquidez tuvo un incremento de 30.519% al pasar de 66.243 millones a 20 billones 283 mil 265 millones de bolívares. Gran parte de esos recursos se entregaron a las empresas públicas y especialmente a Petróleos de Venezuela (Pdvsa).
«Cada vez que el gobierno inyecta liquidez genera serias distorsiones en la economía», señala Asdrúbal Oliveros, director de la consultora Ecoanalítica. Explica que el tipo de cambio siempre reacciona al incremento en órdenes de pago por parte del gobierno, a la poca profundidad de las mesas de cambio para intercambiar divisas y al grado de dolarización de la economía.
2. Reconversión versus Gasto público
Para disminuir el impacto que el alza de los precios tiene en la ciudadanía, el gobierno decidió en 2018 quitarle cinco ceros al bolívar. Esta fue la segunda reconversión monetaria en 10 años en el país. Para el economista y profesor del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), José Manuel Puente, la reconversión de hace un año fue más una «medida cosmética» que una solución al problema de la inflación.
Si Venezuela sigue al ritmo actual de hiperinflación, muy pronto tendrá que hacer otra reconversión», apuntó
Debido al ritmo de la hiperinflación desde 2018, el bolívar recuperó los cinco ceros en menos de 12 meses, lo que evidenció otro fracaso de la gestión económica. Uno de los factores que socavó los objetivos de esta medida fue el aumento del gasto del Estado.
Los pagos de la nómina de la administración pública son el principal motor de los desembolsos del gobierno. Ante el desplome de los ingresos en divisas debido a la caída de la producción petrolera, la administración de Maduro ha usado aún más al BCV para financiar su gasto y específicamente para pagar la veintena de aumentos del salario mínimo y del resto del tabulador salarial con incidencia en el pago de vacaciones, aguinaldo y utilidades; el pago de pensiones y los nuevos bonos asociados al sistema patria y a las misiones.
Un mayor gasto público deriva en una mayor liquidez monetaria, por lo que, mientras más dinero circule en las manos de los venezolanos, éstos tratarán de comprar más dólares, porque ellos entendieron que así se protegen de la hiperinflación.
3. Mesas de cambio versus Escasez de dólares
En mayo de este año el BCV autorizó a los bancos a comprar y vender divisas a través de las mesas de cambio. Con esta medida, el organismo emisor fijó nuevas condiciones para las operaciones cambiarias, dejando al sistema de divisas Dicom aún operativo y como referencia del tipo de cambio oficial.
Con las mesas de cambio el gobierno buscó flexibilizar el mercado para que el sector privado pudiera llevar a cabo este tipo de operaciones, que estaban siendo limitadas por la política de controles y por las sanciones financieras decretadas por el gobierno de Estados Unidos. Sin embargo, la medida llegó en un momento en que el sistema bancario se encontraba seriamente afectado por la política de encaje, el marco regulatorio, la hiperinflación y la depresión de la economía.
Otro de los objetivos era disminuir la brecha entre el tipo de cambio oficial y el paralelo. Aunque en ocasiones se ha logrado, la mayoría de las veces se mantiene amplia llegando a ser hasta de 47%, diferencial obtenido en julio pasado
La creación de las mesas de cambio entonces no ha logrado resultados favorables, debido a la escasez de divisas. La oferta de dólares en el país continúa siendo escasa debido a la caída de los ingresos provenientes de las exportaciones petroleras.
El ingreso de las remesas no se ha intensificado como se esperaba, debido a la desconfianza de la mayoría de los venezolanos en la política económica de Maduro y de las pocas posibilidades de recuperación de la economía. Además, las mesas de cambio han tenido dificultades para operar al no contar con bancos corresponsales, éstos temen que se generen riesgos operacionales producto de las sanciones de EEUU contra el BCV, por lo que evitan relaciones financieras con Venezuela. Esta situación impide las transacciones desde cuentas en bancos extranjeros.
Todo ello hace que se mantenga la inestabilidad del mercado paralelo, uno de los factores determinantes de la evolución de la inflación.
4. Euros en efectivo versus Reservas internacionales
El BCV ha realizado inyecciones de euros a la banca venezolana desde 2018, por lo que el ingreso de la divisa en efectivo se ha convertido en una nueva estrategia en el manejo de las finanzas públicas. De acuerdo a fuentes consultadas el dinero proviene de bancos en Asia y de Turquía y según pudo constatar la agencia Bloomberg también de Rusia.
Al observarse las cifras oficiales, estos euros no alimentan los recursos en divisas del banco central, sino que llegan a las bóvedas del Banco de Desarrollo Económico y Social (Bandes).
La data del ente emisor revela la caída sostenida de las reservas internacionales que al 31 de octubre muestran unos 7.976 millones de dólares, es decir, una disminución de $2.190 millones desde que se inició el proceso hiperinflacionario
De acuerdo a informaciones difundidas recientemente, esta inyección de euros en efectivo busca frenar el alza del dólar en el mercado paralelo, con lo que podría evidenciar que el BCV está cumpliendo con su rol de intervenir en este mercado para mantener su estabilidad. No obstante, analistas consideran que fortalecer las reservas internacionales es el punto fundamental para generar confianza en los distintos actores económicos y en la población en general sobre la política cambiaria.
5. Créditos comerciales indexados al dólar versus Riesgo cambiario
El BCV resolvió que desde el pasado 28 de octubre, los préstamos comerciales que otorgue la banca deberán cancelarse de acuerdo a la fluctuación en el precio del tipo de cambio oficial. El organismo creará el Indice de Inversión el cual se formará de dividir el tipo de cambio del día entre un valor base y multiplicarlo por 100, es decir, un indicador que aumentará en proporción a como lo haga el precio del dólar.
Expertos señalaron que con la indexación de los préstamos al movimiento del dólar, esto dificultará al cliente planificar sus pagos, ya que los montos se modificarán cada mes. Explican que el efecto de esta resolución incide principalmente sobre el sector privado. Las empresas que obtengan préstamos deberán asumir el riesgo de la variación del tipo de cambio para el pago de los mismos.
El riesgo que conlleva tomar estos créditos no solo dependerá de la variación del tipo de cambio, sino del tamaño del mismo, así como también el flujo de caja de la empresa. Esta medida solo podrían asumirla aquellas empresas cuyo flujo de caja se encuentre dolarizado», indicó la consultora Econométrica en un reciente informe.
Sostienen que inevitablemente las empresas trasladarán esos costos a los precios.
«Venezuela se encuentra en hiperinflación desde 2017, por lo que una indexación creciente de la economía (que ya va en curso al usarse el dólar como referencia para muchas transacciones) pudiera acentuar aún más la inflación, convirtiéndose así en un fenómeno inercial, más difícil de abatir«, destaca Urbi Garay, profesor del IESA.
6. Dólar paralelo versus Dólar oficial
Todas las medidas para «controlar» la hiperinflación aplicadas por el BCV han estado dirigidas a bajar la cotización del tipo de cambio en el mercado paralelo de divisas. Como se ha observado, este indicador no ha dejado de subir y continúa con su volatilidad.
Pero el tipo de cambio oficial ha hecho lo propio: desde que se flexibilizó el mercado cambiario y con la puesta en marcha de las mesas de cambio en mayo, ha aumentado 364,2% al pasar de 5.849,72 bolívares por dólar a 27.155,58 bolívares por dólar. Por lo que el banco central también ha dejado deslizar el precio de la divisa.
El dólar oficial además superó en varias oportunidades al paralelo, algo que no se evidenció en los 16 años de controles.