El indulto a Posada Carriles, por Simón Boccanegra
El terrorismo es política y moralmente inaceptable y condenable.Volar un avión civil cubano, con 73 pasajeros que, desde luego, perecieron todos, no se puede justificar en nombre de ninguna causa. Colocar bombas en hoteles habaneros, matando turistas, no puede ser amparado bajo ninguna bandera. Eso está en el prontuario de Posada Carriles y su combo. En Venezuela, convicto por la voladura del avión cubano, estuvo preso durante nueve años y se fugó, para volver a las andadas. Cayó en Panamá, hace cuatro años, tras ser abortado un plan para asesinar a Fidel Castro. El argumento de la señora Moscoso es una grosería: los solté porque el futuro gobierno de Torrijos los iba a entregar a Cuba y/o a Venezuela (que, dicho sea de paso, con todo derecho y razón habían reclamado su extradición; uno, por ser el país agraviado, otro, por ser el de donde se fraguó el crimen y de una de cuyas cárceles se fugó el criminal), donde “estoy segura”, dijo la doña, “los matarían”. La presidenta, pues, no conforme con hacer un proceso de intención a los gobiernos de Cuba y de Venezuela lo hizo también al de su propio país. ¡Menuda insolencia! Alguien, aquí, comentó que soltar a Posada Carriles y sus cómplices fue un “gesto humanitario”. Otros comentaristas se mostraron preocupados por la “alineación” de la política exterior venezolana con la de Cuba. Pero, en verdad, lo que debería preocupar es que todo acto del gobierno de Chávez sólo sea juzgado a través del prisma de la polarización política y condenado, así sea justo y razonable, como en el caso de protestar ese despreciable indulto. Es de imaginar a que alturas de la estratósfera habría llegado el grito si a Francia se le ocurriera poner en libertad a “Carlos”, nuestro famoso “Chacal”.