Industria 4.0: el futuro ya está aquí, por David Somoza Mosquera
Twitter: @DavidParedes861
Todo comenzó en Alemania, hace exactamente una década. En 2011, tras la organización de la Feria de Hannover, se acuñó el término “Industria 4.0” para referirse al futuro de las fábricas y plantas industriales. Este concepto fue desarrollado por el gobierno alemán para describir una visión muy particular sobre la producción de bienes y servicios con todos sus procesos interconectados mediante Internet de las cosas.
El uso de esa tecnología es, precisamente, una de las características que más distingue a la “fábrica del futuro”, como también se le denomina. Todas las maquinarias de las plantas están interconectadas entre sí a través de Internet. También están enlazados los softwares que se utilizan para programar cada robot industrial, lo que permite más autonomía e independencia a los operarios, pero exige más formación técnica.
Si bien no se trata de un concepto de data reciente, la revolución industrial 4.0, como se le suele identificar, ha seguido su curso y continuado abriéndose camino incluso en la pandemia, pues para las empresas es fundamental adentrarse en el mundo de la automatización y, en la medida de sus posibilidades, hacerlo una realidad.
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De hecho, gran parte de la sobrevivencia de las industrias en una crisis de la magnitud como la que se está viviendo debido al covid-19 depende no solo de su capacidad sino también de la velocidad con la que se digitalicen sus procesos. Y allí entra en escena la industria 4.0.
En esta nueva “revolución industrial” la búsqueda de las empresas se centra en optimizar los procesos y recursos mediante la digitalización. Como consecuencia, el flujo de operaciones es más rápido y más continuo, y el rendimiento es mucho mayor.
Esto les permite a las industrias estar más preparadas, potenciar la productividad, garantizar la calidad de lo que se produce y ser cada vez más eficientes y competitivas, por ejemplo, sirviendo al cliente de una forma más personalizada y produciendo y vendiendo productos en menos tiempo.
La consultora Capgemini determinó en un estudio que realizó en 2019 que “las fábricas inteligentes podrían aportar un valor añadido de entre 1,5 y 2,2 billones de dólares a la economía mundial, cifras que se explican debido a un aumento de la productividad, una mejora de la calidad y el crecimiento de la cuota de mercado, además de la mejora de los servicios al cliente”.
Se preveía que los aportes aumentarían con el tiempo, tomando en cuenta, según el informe, que para ese entonces China, Alemania y Japón habían adoptado las industrias 4.0 y Corea del Sur, Estados Unidos y Francia estaban dando pasos importantes en esta materia. Aunque la pandemia significó un brusco frenazo, aún hay fábricas que se están desarrollando en esa área.
La migración hacia la fábrica inteligente no es sencilla. Además de una gran inversión, también se necesita capacitar al personal y eso implica gastos. Pero, si antes de la crisis ya se consideraba la digitalización como una necesidad para mantener la competitividad de las empresas, ahora será indispensable para salir de este atolladero.
La pandemia ha puesto de manifiesto la importancia de que las industrias tengan una capacidad de producción flexible y eficiente, dispongan de una cadena de suministro que les permita diversificar proveedores y atender al mercado de una forma expedita, y estos son aspectos que la digitalización permite y facilita.
“En la poscrisis las industrias necesitarán mejorar su eficiencia y reducir los costos para ser competitivos, adaptar sus líneas de producción a los requerimientos de seguridad de su personal, responder a incrementos de la demanda de ciertos productos e incluso cambiar sus producciones. Es en la automatización y la digitalización donde encontrarán respuestas a esos retos”, dijo José Paredes, Country Sales Director de Rockwell Automation Iberia. Y no puedo estar más de acuerdo con él.
Hay que estar conscientes de que no hay economía fuerte sin un sector industrial productivo y sostenible. Las tecnologías que definen la industria 4.0, como el Internet de las cosas, big data, data analytics, robots colaborativos e inteligencia artificial, se erigen como la base para seguir construyendo ese futuro digital que ahora se hace más necesario.
David Somoza es especialista en temas de negocios y manejo de capital humano.
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