Infidencia, por Simón Boccanegra
A uno de los miembros de la misión de la OEA se le cayó un papelito en el cual garrapateó las que parecen ser sus apreciaciones sobre el trancazo. Sin su permiso, este minicronista lo transcribe para los lectores. «Curioso acto de protesta realizado por grupúsculos que obstruyeron el tránsito en algunos sitios de la capital. Lo denominaron ‘trancazo’. No alcancé a percibir el propósito. En lugar de chocar con el gobierno causaron tremendas molestias a la ciudadanía en general. Entre ‘tranquistas’ y ciudadanos molestos se escenificaron varias trifulcas. Detalle singular: los cuerpos de orden público no iban más allá de exhortaciones a despejar la vía. Parecían más preocupados en proteger a los ‘tranquistas’ de la furia de conductores irritados. Otros aplaudían pero pedían que los dejaran pasar. Algunos protestaban contra ‘la dictadura comunista’ (?). Nunca han visto una de verdad. Signo de los tiempos: los dos periódicos más importantes del país dan visiones totalmente contrapuestas. Para uno, el ‘trancazo’ fue una ‘tranquita’ y la jornada ‘no fue memorable’; para el otro, fue triunfal. No veo la hora de volver a Washington. La gente del trópico es muy escandalosa».