Inflación no aguanta maquillaje alguno
En un país donde las cifras oficiales son tan escasas como los productos básicos, que el presidente Nicolás Maduro diera a conocer datos sobre la inflación resultó más que sorprendente, máxime por el «tubazo» que dio al Banco Central de Venezuela (BCV) al develar una información que el ente emisor se ha reservado por casi un año.
«Puede estar cerca (la inflación) de 80%, me dicen que son las proyecciones», afirmó en cadena nacional el jefe de Estado, arrojando una cifra que a su entender luce bastante positiva aun cuando supera en más de 300% el monto estimado en el presupuesto nacional de 2015 (entre 25% y 30%) y coloca a Venezuela nuevamente como el país de más alta inflación a escala global.
Pero la optimista cifra presentada por Maduro enfrenta dos grandes problemas: en primer lugar, que nadie cree que sea cierta, incluso entre seguidores del gobierno; y por otro que se queda corta ante la aplastante realidad que deben enfrentar los consumidores.
«Si la inflación fuera de 80% los precios no estarían disparados como están. Muchas de las cosas que compraba el año pasado a un precio hoy cuestan tres y cuatro veces más», afirma María de Varela, trabajadora en una oficina pública que asegura haber tenido que cambiar sus hábitos de consumo pues los incrementos de sueldo han sido insuficientes para enfrentar la inflación.
Opinión similar mantiene el economista Carlos Martínez, quien estima que si la inflación fuese del tenor afirmado por Maduro, el BCV las habría hecho públicas. «De ser menor a las estimaciones que se han hecho tanto dentro como fuera del país, el Banco Central ya las hubiese publicado para desmentir a la oposición. Pero ni aun maquillando las cifras los números son positivos», dice.
¿INDUCIDA O REAL?
Aunque Maduro asegure que se trata de «inflación inducida, especulativa y criminal» en el marco de la llamada `guarra económica’ que empresarios y oposición llevarían adelante para sembrar el caos en el país, lo cierto es que la cifra asomada dista mucho de los cálculos de expertos locales, organismos internacionales y agencias calificadoras de riesgo, según los cuales a mediados de año la inflación anualizada ya había sobrepasado el límite de los tres dígitos y se ubicaba por encima de 100%.
Pero mucha agua ha corrido desde entonces y las cifras más recientes superan con creces esos números, al punto de que no pocos estudiosos estiman que Venezuela entró en una espiral hiperinflacionaria.
«Calculamos que al cierre de septiembre la inflación anualizada se ubicó entre 170% y 180%», asegura Henkel García, socio de la firma Econométrica, cuya opinión se basa en los análisis realizados por la propia firma, según los cuales se proyecta que para fin de año el indicador alcance entre 200% Y 220%, cifra que será más de tres veces superior a la alcanzada en 2014.
Por su parte, Ecoanalítica estima que al cierre de agosto la inflación anualizada tradicional -según los parámetros del BCV- se ubicó en 160%, tomando como base de cálculo un alza intermensual de precios de entre 10% y 15%. «La inflación se ha acelerado y estamos viendo que cada cuatro meses los precios se duplican, algo que a principios de año tomaba entre seis y siete meses», dice Carlos Álvarez, economista del staff de Ecoanalítica.
Los datos arrojados por ambas firmas de análisis económico no están muy alejados de las proyecciones realizadas por organizaciones internacionales, según los cuales entre agosto de 2014 y agosto de 2015 los precios en el país subieron entre 152% (LatinFocus Consensus) y 170% (JP Morgan).
LA CARA OCULTA
Pero hay estimaciones aún mucho más alarmantes que hacen la cifra «oficial» una referencia más que absurda. Es el caso de la inflación subyacente, concepto asomado por Ecoanalítica según el cual los técnicos del Banco Central de Venezuela y del Instituto Nacional de Estadísticas no toman en cuenta las serias distorsiones creadas por la inclusión de los precios regulados y la figura del bachaqueo, fenómeno que viene a agregar un componente especulativo de alto impacto en las mediciones.
«Según nuestras estimaciones la inflación subyacente está por el orden del 300% y podría cerrar el año entre 400% y 430%», afirma Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, quien recuerda que esta medición toma en cuenta los valores del mercado negro de productos, bachaqueo, contrabajo de extracción y el peso del dólar paralelo, tomando en cuenta que entre 40% y 45% de la economía nacional está indexada a la tasa de cambio no oficial.
«A partir de diciembre de 2014, la inflación subyacente dejó de ir en paralelo con la inflación tradicional y comenzó a escalar. Simplemente se salió de control debido a varias circunstancias, pero en especial a la disparidad cambiaria y por efecto del mercado negro de productos», afirma Oliveros, quien prevé que el indicador se mantendrá en alza durante el 2016 de no aplicarse las medidas necesarias para corregir las distorsiones.
ALIMENTOS A LA DERIVA
Si hay una medición que permite comprobar que la inflación supera con creces las estimaciones oficiales, esa es el precio de los alimentos, rubro que tiene el mayor peso en el indicador y el que ha soportado la mayor alza este año.
De acuerdo con las estimaciones del Centro de Documentación y Análisis Social (Cendas) de la Federación Venezolana de Maestros, entre agosto 2014 y agosto 2015 la canasta alimentaria familiar aumentó 257% y superó los 50.625 bolívares; datos que se desprenden de la cuantificación de los precios de 57 rubros esenciales en el mercado real.
«Y los datos más recientes nos permiten corroborar que la tendencia al alza se mantiene, por lo que creemos que nuestras estimaciones para el cierre de año se quedaron cortas», afirma Oscar Meza, director del Cendas, quien afirma que el promedio de alza intermensual se mantiene por encima de 20%, de lo cual extrapola que para el cierre de año los alimentos habrán escalado cerca de 400% frente al valor alcanzado en 2014.
Meza recuerda además que sus estudios indican que la inflación de alimentos ha descuadrado el presupuesto familiar, pues las familias deben destinar 64,5% de sus ingresos a la compra de nutrientes, cifra que duplica el monto aplicado por el BCV para este rubro (32%).
Al respecto, Henkel García afirma que aunque elevado, los datos del Cendas pueden reflejar la realidad actual de muchas familias, vista la coyuntura que se presenta con el alza indiscriminada de los alimentos provocada, en buena medida, por la siempre ascendiente escasez.
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