Invasión sin taquilla, por Sebastián Boccanegra
Nicolás Maduro anda en campaña. Está aprovechando la decisión de Estados Unidos de considerar a Venezuela una amenaza para su seguridad. Desde ese momento toda la épica de la izquierda borbónica, como la definía el primo Simón, es repetida por todo el sistema de medios del PSUV, que son pagados con dinero de todos los venezolanos.
El temor que le tienen a la decisión de los venezolanos es comprensible. Por muchas cadenas que haga, por muchas promesas que ofrezca de casas, salud, educación, abastecimiento; por mucho que asegure que los programas sociales no van a ser afectados por la caída del precio del petróleo, Nicolás y su combo tienen la derrota pintada en la cara.
La grave crisis que vive el país no la puede ni siquiera barnizar todo el gamelote antiimperialista que están hablando todos estos días.
Los actos que han convocado han tenido una asistencia bastante esmirriada. Ni su gente les cree. Prefieren dedicarse a trabajar y ver cómo hacen para rendir el sueldo que está sufriendo un verdadero bombardeo por culpa de la mala política económica roja rojita.
Los precios están invadiendo los hogares de los venezolanos, especialmente de los más pobres, y los están dejando pelados.
En lugar de dedicarse a buscarle solución a la inflación, el desabastecimiento, la escasez y la inseguridad, prefieren montar un circo demodé. Vamos a ver por cuántos días más estiran este espectáculo, pero la realidad se impone, una realidad que cada día hace más dura la vida de quienes habitan en este país. Contra eso no hay antiimperilismo que valga.
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