Ir a un hospital enferma
Autor: Orianny Granado
La crisis hospitalaria en el país aceleró su paso en los últimos meses tanto en centro privados como públicos. De acuerdo a las cifras de la red Médicos por la Salud, en Venezuela se registra más de 80% de desabastecimiento en insumos médicos. Los pacientes deben poner de su bolsillo y de su búsqueda.
La realidad ha ratificado que la salud ya no es gratuita para ningún ciudadano.
Al adentrarse en la situación de los hospitales de Caracas, nada pinta bien para quien llegue a enfermarse. La persona que acuda a un centro público debe correr con la mayoría de gastos para poder salvarse la vida o hacerlo con un familiar, revela Pablo Zambrano, presidente de la Federación de Trabajadores de la Salud (Fetrasalud).
«La crisis es generalizada, faltan insumos médicos, los equipos no funcionan, si funcionan no hay insumos, hay infraestructuras deterioradas», reitera.
Zambrano subraya que el Gobierno gasta en «equipo antimotín, gases lacrimógenos y perdigones; sin resolver la grave crisis de todos los venezolanos, que día a día mueren por falta de insumos».
Como si no fuese suficiente, los ciudadanos se han visto en la necesidad de acudir a hospitales que violan los estándares de salud e higiene. Pasillos, camillas y todos los espacios de los hospitales Clínico Universitario y José María Vargas, ubicados en el municipio Libertador, lugares de referencia en el país, se limpian solo con agua, sin usar ningún tipo de detergente que pueda eliminar las bacterias y virus, comunes en este tipo de infraestructuras.
Zambrano denuncia que el Gobierno no tiene interés en superar esta grave crisis que atraviesa el sector, pues solo aplica pañitos de agua caliente.
La Constitución reza que el Estado está en la obligación de garantizar la salud y la vida de sus ciudadanos, situación muy alejada de la realidad. Enfermedades como la malaria, el dengue, la difteria y otras patologías que habían sido erradicadas han reaparecido sin ser combatidas.
El presidente de Fetrasalud informa que son varias las remodelaciones que se están realizando en los principales hospitales de la capital,. Algunas se retrasan y otras están listas tan rápido que parecen hechas con «ligereza».
«Estamos de acuerdo con que se realicen remodelaciones, acompañadas de insumos médicos, a las que se le hagan el debido mantenimiento y no solo por salir del paso».
Otra falla grave es la falta de refrigeración en las morgues de los hospitales, lo que provoca la descomposición de cadáveres y los desechos patológicos de los pacientes. Por ello, un cuerpo debe ser entregado lo más pronto posible a sus familiares.
La desidia se apodera del Hospital Vargas
El Hospital Vargas, lugar icónico de la ciudad de Caracas, deja ver bajo su vieja estructura la desidia y por los pasillos recorre la tristeza de lo que fue un centro médico referencial para el país.
En un recorrido de TalCual, se constató que no cuenta con sistema de aire acondicionado, por lo que el calor y los olores fétidos son permanente, siendo las áreas más afectadas la Emergencia y la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
La UCI no recibe ventilación del exterior y además está siendo remodelada con pacientes adentro, lo que ha ocasionado que médicos y enfermeras se contagien con virus y bacterias y que las patologías de los pacientes se agraven o incrementen.
La delegada sindical del Hospital Vargas, Ivón Muñoz, denuncia que en los quirófanos la realidad no es distinta al resto del centro de salud. No cuentan con aire acondicionado y de ocho pabellones solo funcionan cuatro y «a media máquina». «Si unimos lo poco que sirve en cada quirófano, haríamos funcionar uno y solo al 80%» de su capacidad.
En el lugar no se están haciendo cirugías electivas, solo de estricta emergencia, y los familiares deben correr con todos los gastos, porque ni guantes hay.
Tampoco disponen de suficientes camillas, lo que hace que se tarde horas cualquier traslado de un paciente de un área a otra del Hospital Vargas.
Estas mismas camillas son usadas para los cadáveres en la morgue, por lo que muchas veces toca esperar que retiren el cuerpo y las limpien antes de reasignarlas. Para los pacientes no tan graves, sólo hay disponibles cuatro sillas de ruedas en todo el nosocomio.
Muñoz detalla que la mayoría de los pocos insumos médicos con que cuenta el centro están vencidos. Eso ocurre con «las anestesias y así están siendo usadas, esto ha causado graves reacciones en los pacientes y, en algunos casos, hasta la muerte», denuncia. Los pacientes hospitalizados, quienes cuentan con solo tres o cuatro antibióticos para tratar cualquier patología.
La sindicalista informa que también ha habido quejas por las soluciones intravenosas, que son importadas y, sin estar vencidas, estarían contaminadas.
No solo los pacientes sufren. A los residentes del Hospital hace un mes les clausuraron la sala de descanso y sus pertenencias desaparecieron.
Los restos del Clínico Universitario, aquel hospital modelo
El Hospital Universitario de Caracas (HUC), mejor conocido como el Clínico, también sufre los estragos de la crisis. De los once ascensores, solo funcionan dos por los que suben y bajan pacientes, médicos, personal de los pasillos, cadáveres y hasta la basura, lo que contraviene cualquier medida de salubridad.
En ninguna de las unidades de atencón hay guantes, tampoco gasas, por lo que cada paciente que requiera de una cura o utilizar estos insumos debe llevarlos.
Pasillos oscuros, pisos sucios, baños insalubres son la cara que muestra lo que era el hospital modelo de Caracas. Con capacidad para atender alrededor de 1.200 pacientes en las Emergencia adulta y pediátrica, hoy con sacrificios y esfuerzo puede llegar atender a unas 400 personas apenas.
La sala de yeso no sirve, y los pacientes son remitidos a una unidad alterna que no cuenta con materiales necesarios para atender ningún caso. Si llega un paciente con alguna urgencia, es pasado al área, revisado por el especialista que indica lo que debe hacerse y cuánto yeso y demás materiales necesita comprar.
En el Clínico se realizan diversas operaciones, pero los pacientes deben llevar su kit operatorio, acompañado de la larga lista de análisis preoperatorios que deben realizar fuera del hospital porque la unidad de bioanálisis solo tiene reactivos para realizar la química y hasta final de mes.
Al preguntarle a una de las enfermeras sobre qué medidas toman al momento de llegar un paciente al que a sus familiares se les haga imposible costear con todos los gastos, respondió que esto depende del personal que trabaja también en clínicas privadas. Allá solicitan donaciones. También piden ayuda a los otros pacientes del HUC y hasta han llegado a poner de su bolsillo para atender la necesidad médica.
La alimentación es otro problema grave. En el HUC se dan con regularidad las tres comidas, pero en porciones muy pequeñas que pocas veces contienen proteínas, y que no cumplen ninguna de las dietas recetadas a los pacientes para atender cada caso.
La directora del hospital, Antonieta Caporale, fue designada Ministra de Salud entre enero a mayo de 2017. Al ser expulsada de ese despacho, fue regresada a la dirección del HUC. Pero ni ese ascenso al poder más cercano a la Presidencia detuvo el acelerado deterioro de este centro de salud.
Ni José Gregorio ha podido rescatar a los Magallanes
En el hospital doctor José Gregorio Hernández, ubicado en la parroquia Sucre de
Catia, están siendo remodeladas desde hace un mes las áreas de Emergencia pediátrica y de adultos, la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), la sala de parto y otras que no recibían un «cariñito» desde el Plan Hospitalario Bolívar 2000.
Este hospital, mejor conocido como Los Magallanes de Catia, cuenta con un total de 6 ascensores y solo funciona uno y de forma manual. Tiene la misma suerte del hospital Clínico, pues sirve para trasladar alimentos, basura, desechos patológicos, cadáveres, los pacientes y el personal, en los ocho pisos que conforman el lugar.
El sindicalista Daniel Hernández menciona que las remodelaciones se están realizando en las áreas más visibles, pero no les han hablado de un plan que integre todos los sectores del hospital para una remodelación total.
En el laboratorio interno, los pocos reactivos que hay solo sirven para realizar exámenes de emergencias. El resto de análisis «privatizados».
La basura es otro problema. Supra Caracas, la empresa encargada de recoger todos los desechos, tarda días en pasar por el hospital lo que ocasiona que los malos olores se vayan hasta los pisos más altos, afectando a los pacientes y al personal.
Además, de sortear la desidia, falta de insumos y complicaciones a la hora de atender a los pacientes, los médicos, enfermeras y personal obrero de la mayoría de los hospitales de Caracas deben lidiar con el mal pago y la burla a sus derechos laborales.
Durante 2017, gran parte del personal de salud recibió un pago por dotación de uniforme de solo 20 mil bolívares, dinero que no les alcanza ni para las medias que deben usar las enfermeras.
Sin embargo, luchan por seguir prestando un servicio y continuar atendiendo a los ciudadanos para intentar mejorar su salud.
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