Isaías presidente del TSJ, por Simón Boccanegra
Por ahí ha asomado su postulación para el TSJ el inefable Isaías Rodríguez. Si se atrevió a hacerlo es porque ya está en la lista de Miraflores; ya se sabe que un tipo como Isaías no daría un paso que no cuente con la venia del capo. Eso quiere decir que ya está elegido y a lo mejor resulta verdad que va a ser el próximo presidente del máximo tribunal. Se salvaría, pues, la justicia en Venezuela Contaríamos con un presidente del TSJ que podrá leer en los ojos de quienes recurran al alto tribunal la sinceridad de su proceder. Él sabrá, con sólo mirarlos a los ojos, tal como hizo con el recordado Giovanni Vasquez, su testigo estrella, si están diciendo o no la verdad. Eso será un valor agregado a nuestro máximo tribunal. Con seguridad no hay Tribunal o Corte en el mundo que cuente con un tipo con los poderes oculares y psicológicos de nuestro Isaías. Pero el gran abogado posee además otros poderes, igualmente mágicos. Es capaz de armar un expediente, él solito, que demuestre cualquier culpabilidad que Chacumbele quiera atribuir a sus adversarios. Expedientes tan «inexpugnables» como los que armó contra aquellos ciudadanos a los cuales acusó de haber conspirado para matar a Danilo Anderson. Pero, además, Isaías es poeta. Puede alegrar las salas del TSJ con recitales de sus obras e incluso introducir en sus sentencias algún que otro verso surgido de su fecunda pluma, especializada en ripios de cursilería difícilmente imitable. Además, posee unas manos prodigiosas para jalar. Es el adulante ideal. En fin, Chacumbele habría encontrado, por fin, el tercio ideal para ponerlo al frente de ese dechado de probidad e integridad que ha venido siendo «su» TSJ. Qué mejor servidor para tal señor.