Isaías Rodríguez se autorretrata, por Simón Boccanegra
Hoy publica Ultimas Noticias una extensa entrevista con Isaías Rodríguez. Es difícil imaginar que el afable y discreto abogado laboralista que conocimos en Maracay, que esa persona cuyos ripiosos poemas no desmienten, sin embargo, una real sensibilidad poética, sea la misma que involuntariamente se hace un cruel autorretrato hablado en el popular tabloide.
Pregunta el periodista, a propósito de un comentario de Isaías sobre reportajes periodísticos que vulnerarían la presunción de inocencia: “¿En el caso de los hermanos Guevara no se aplica la presunción de inocencia?” Isaías: “Si se aplica”. Repregunta: “¿Entonces por qué no se hizo la misma observación a los periodistas cuando se publicaron artículos sobre los hermanos Guevara?” Respuesta: “Nosotros no tenemos ninguna duda de que los hermanos Guevara son realmente los autores materiales de este homicidio. Eso está absolutamente comprobado”. No quiero pensar que Isaías se consiguió su título de abogado en una caja de detergentes, sino que se trata de una nueva doctrina revolucionaria: no es un juez quien decide sobre inocencia o culpabilidad sino la propia fiscalía.
Esta acusa y condena. Cojonudo. Pregunta el periodista, a propósito de las dudas sobre la honorabilidad de Anderson: “¿Usted nunca ha sentido esa duda?” Respuesta: “El Danilo que yo conocí es un Danilo del cual no tengo elementos para dudar de su honorabilidad, pero la investigación es la que me determinaría a mí si efectivamente yo pueda o no dudar de esa honorabilidad”. Se ven las caras pero nunca el corazón. Hay uno que conocí, puede haber otro que no conocí. Si la investigación descubre uno distinto al que conocí, entonces, y sólo entonces, veré si puedo dudar, aunque, en este caso, a diferencia del de los Guevara, presumiré la inocencia. Broche de oro: “Si yo estuviera en el pellejo de ella (la periodista Tamoa Calzadilla, a la cual la fiscalía presionó para que revelará sus fuentes), debería decir quién me dio el documento forjado”. No lo dudamos, Isaías, no lo dudamos. Tú eres un “revolucionario”.