La crisis del IVSS es tal que ya ni siquiera cobra

El caos reina en el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS). Desde hace más de dos meses no hay quien firme autorización alguna, lo que ha afectado incluso la facturación a las empresas: cuando mayo está por terminar, aun no se ha enviado la data correspondiente a abril, lo que supone dos meses de retraso en la cobranza en una dependencia que depende de los aportes que hacemos los trabajadores.
El desastre va más allá: tras haber limpiado las cuentas con sus miles de trabajadores, el IVSS ha vuelto a crear pasivos laborales, lo que supone una carga adicional para el Estado y una piedra adicional para que el instituto pueda sanear arcas con miras a crear un verdadero sistema de asistencia social más allá de ofrecer pensiones que no alcanzan ni para comprar un kilo de carne.
También se denuncia que colectivos han comenzado a hacerse cargo de labores de “vigilancia” en las sedes administrativas en varias entidades del país, tras lo cual han desaparecido equipos y otros bienes -incluso vehículos- asignados a las dependencias.
Al parecer todo tiene como origen un proceso de auditoría que ordenó el ministro de Salud, Luis López, al asumir la presidencia del IVSS tras la destitución de Carlos Rotondaro, quien por una década dirigió el nunca bien ponderado instituto.
Sobre Rotondaro pende una maraña de denuncias por hechos de corrupción en los que estaría involucrado, denuncias que quizás nunca lleguen a afectarlo pues se sabe hace rato se encuentra fuera del país. Es más, se dice que fue declarado desertor del Ejército, componente en el que llegó al grado de general de brigada concedido por el fallecido Hugo Chávez en 2012.
Todo ello ocurre mientras la estampida del personal del IVSS no se detiene, muchos de cuyos trabajadores han abandonado sus puestos para huir del país en busca de mejores oportunidades, ante la imposibilidad de dejar el cargo legalmente pues no les aceptan la renuncia, amén de la amenaza de ser acusados de traicionar a la revolución.