Ja, ja, Jaua; por Teodoro Petkoff
El martes, mientras el vicepresidente Jaua se dedicaba a pintar pajaritos preñados en la interpelación en el Parlamento, el Banco Central de Venezuela informaba la cifra de inflación de enero: un brutal 2,7%, en un mes que por razones estacionales suele ser más benigno ya que la gente se gastó sus churupos en diciembre y la presión de demanda sobre los precios afloja en el primer mes del año.
De hecho, en enero de 2010 la inflación fue de 1,7%. Tal vez de todas las crisis que Jaua mencionó como «victorias» del gobierno, la que más preocupa y mortifica a todos los habitantes del país es la del costo de la vida, después de la inseguridad. Porque aquella no perdona. Hay que comer, vestirse, transportarse y hasta divertirse todos los días.
Y cada una de esas cosas cuesta cada vez más y sus precios suben a tan alta velocidad, que no dan respiro a los hogares. Puesto que sobre esta materia no es fácil mentir ni meter cobas, el vicepresidente la pasó por bolas. Pero, en cambio, se dedicó a ejercicios de fantasía dignos de Walt Disney.
Dijo que una de las crisis resueltas fue la eléctrica. Seguramente pensaba que su auditorio era sólo caraqueño (donde nunca pegó la falta de electricidad) pero es de imaginar cómo les habrá caído esa mentira despampanante a los habitantes de más de diez estados donde los cortes eléctricos siguen vivitos y coleando, entre los cuales los que más sufren son Aragua, Carabobo, Falcón y Anzoátegui.
Aquí lo único que pasó es que llovió y Guri se llenó, pero de los 5 mil megavatios que prometió instalar el gobierno el año pasado sólo entraron en acción 1.700 (muy por debajo de la meta), y de esos, por la tradicional incuria e incapacidad de los señores que gobiernan, ya 500 no están operando. Por lo demás, Guri tiene cinco de sus turbinas inoperativas y las costosas y obsoletas plantas que se adquirieron para Sidor todavía están esperando que les conecten tornillos y cables y entre tanto la producción siderúrgica continúa palo abajo. Para este año, con la llegada del verano, todo anuncia una crujía como la del pasado.
Según Walt Jaua, otra de las crisis «resueltas» fue la de los damnificados. ¿Qué entenderá este caballero por «resolver»? ¿Es que cada familia damnificada ya recibió su nueva vivienda? Si por «resolver» vamos a entender agarrar la gente y meterla donde sea, desde hoteles hasta galpones vacíos, mal atendidos en esos «refugios» improvisados, entonces claro que la «resolvieron». Pero, mejor le habría quedado confesar que atendieron la emergencia con dudosas medidas también de emergencia, que en muchos casos no significaron otra cosa que tapar huecos pero abriendo otros. ¿Por qué no confesó de una vez que estas medidas de emergencia fueron el resultado de doce años de negligencia e imprevisión, durante los cuales no fueron construidos y dotados los refugios decentes y humanos que son necesarios en un país que cada año conoce desastres naturales de mayor o menor magnitud pero que siempre dejan damnificados? Resuelta va a estar esa crisis cuando estos salgan de los refugios para las viviendas. Esperemos por el informe del año próximo.