Jamal Khashoggi, por Wilfredo Mora
Las legendarias túnicas bordadas en hilo de oro que conformaban los atuendos con los que se vestían, en tiempos de Jesús de Nazareth, los fariseos, fueron a dar al basurero, por la corrosiva retórica de Jesús de Nazareth que los hizo pasar a la historia como, Sepulcros Blanqueados depósito de residuos sólidos, de dobleces y la delirante convicción de creerse santos.
El episodio histórico vuelve a repetirse
La Tierra Santa del Islam con el Rey Heredero, MBS, como lo apocopan en su soberana Arabia, en hoy, Tierra de Fariseos. La tierra Santa del Islam es hoy, un Sepulcro Blanqueado.
Convocaron, sus reyes, padre e hijo, a una sibarítica Cumbre de los hombres más ricos del mundo, una especie de Davos en el Desierto, donde ninguno de los invitados asistió. De JP Morgan para abajo, los invitados de oro, ninguno se presentó a la Rhyad. El olor a muerte los alejó.
A excepción de Trump quien se convirtió en Caifás con su proverbial hipocresía, se disculpara irónicamente al juramentar a su nuevo Fiscal General porque le hubieran sentado en un juicio, como sospechoso de violación.
Ahora, es el caso del periodista Saudí, Jamal Khashoggi corresponsal del Washington Post, quien había dejado la Tierra Santa del Islam, entre otros motivos por la atroz participación terrorífica y criminal del reino saudí en la guerra con Yemen, la tierra donde los negros azules muerden el polvo desde hace años en manos del régimen saudí. JK fue avistado por última vez entrando a la Embajada de su país, en Turquía.
Llevaba su Apple Watch de Pulsera, se presume, había activado la función “filmar” antes de entrar, y donde quedaría “encriptada” su misteriosa desaparición, aunque esta función no funcionó en tierra turca. Su futura esposa quien lo esperaba por fuera de la embajada, se quedó sin señal. De su esposo y para siempre
15 enviados especiales del Reino de Rhyad, en un vuelo privado, habían tocado pista a las tres de la mañana, horas antes que Khashoggi, se presentara a recoger sus papeles para casarse con su prometida turca, quien se quedó fuera esperando a su futuro esposo, quien le advirtió se tardaría apenas media hora.
JK, nunca salió de la embajada. Se sospecha salió como carne molida y sus huesos fueron llevados al reino de la Tierra Santa.
Francia, Alemania y el Reino Unido piden explicaciones de la misteriosa desaparición del periodista opositor saudí quien se había convertido en columnista del Washington Post porque ya el Régimen Monárquico de la Tierra Santa, le había prohibido a su familia viajar fuera del país. Y el Príncipe le había ofendido le compararan con Vladimir Vladimirovich, Hijo de Putin
Todo apunta a que el principal beneficiado con la muerte de Jamal Khashoggi es el Príncipe heredero Mohammed Bin Salem o MBS.
Nicolás Maduro, encontró la horma de su zapato
El mismo número del Pie Grande Asesino, el fariséico régimen saudí que se llama Tierra Santa del Islam, como decir, La Tierra de Bolívar. La misma hipocresía. Es tan difícil de comprender que el mundo, no puede aceptar que gobernar un país, no da derecho a gobernante alguno, a desaparecer impunemente, a sus opositores.
Que lo haga el presidente norcoreano, con su medio hermano, en suelo extranjero…
Que lo haga Putin con sus enemigos en suelo del Reino Unido…
Que lo haga el Príncipe Mohammed Bin Salem en Istambúl…
Que lo haga Maduro con Fernando Albán lo coloca en la fila de los gobernantes asesinos más odiados del planeta.
El mundo contiene la respiración ante lo que se avecina. Lo más parecido al fenómeno meteorológico Maikel, pero en el terreno financiero, de dimensiones desconocidas.
Arabia prometió represalias si lo someten a sanciones por el inexplicable e injustificable crimen, como el de Fernando Albán, en la figura del periodista Jamal Kashoggi y probablemente hará alianzas insospechadas con Irán contra Estados Unidos.
Maduro mientras tanto por televisión anunciando las rebajas de Traki, como si en el país no ha pasado nada. Él no se pronuncia. El solo va a Turquía a comer carne de cordero.
El Caso Jamal Khashoggi y el caso Fernando Albán son los casos más recientes de cómo el mundo es sometido a experimentos de desensibilización. La “Ventana de Overton”, se ha dado en llamar al proceso de “habituación” para que las sociedades acepten gradualmente procesos atroces como si fueran normales.
Aparece el ministro de educación, negro como el carbón, con su dentadura de titanio anunciando que hay escuelas técnicas que hacen pupitres para las escuelas, mientras en Europa viven chavistas del régimen dándose una vida saudí. Como Ramírez en los Cárpatos de Transilvania, escondido en las tinieblas. Otros, como Izarra, el Yesi, viven en Austria y Alemania, bien lejos sin dar explicación del dinero destinado a la compra de las centrales termoeléctricas.
Supongo que Maduro, ante la muerte de Khashoggi, dirá que es intrusismo norteamericano en los asuntos de Arabia Saudita, como si el intervencionismo cubano fuera algo criollo, lo cual, no figura en léxico de Putin quien dice que los problemas del país lo deben resolver los venezolanos aunque con la asesoría Cubana.
Otro fariseísmo asesino, el mismo que mató a Jesús de Nazareth
La desaparición física del periodista saudí, tiene al mundo conmovido, no así la de Fernando Albán. Venezuela es poca cosa para el mundo, sus reservas de petróleo, poco significa para Estados Unidos, que solo con dejar de enviar gasolina al país, tiene más que suficiente para sofocar a este animador de televisión que se divierte matando a sus opositores.
Ahora le ha dado a prodigarse con salarios sociales saudíes, bonos, en Venezuela nadie trabaja, todo el mundo en el poder roba, y a quienes se oponen son matados, torturados como Requesens, y el último suicidio-homicidio de Albán.
Está por verse que le ocurrirá al Fariseo Príncipe Saudí con sus atuendos de túnicas bordadas en oro. El Fariseísmo de la revolución chavista con aquello de democracia participativa y protagónica, donde el funcionario público, se coge el Estado para él, para ponerse por encima de las leyes.
Jamal Khashoggi y Fernando Albán, dos muertes idénticas, pero Venezuela no es Arabia Saudita, a Venezuela no la van a invadir como sueñan los hipócritas fariseos criollos con fortunas en el extranjero. Venezuela para Estados Unidos es una molestia, más no un peligro. Arabia Saudita sí lo es y ahora se moverá la fariséica diplomacia internacional.
El país como Albán tiene agua en sus pulmones, torturado ante la hipocresía del mundo. La Tierra Santa del Islam, la Tierra de Bolívar, son hoy tierra de asesinos con las muertes de Fernando Albán y la de Jamal Khashoggi.