Jaua saca bandera roja, por Simón Boccanegra
¡Lo que son las vainas de la vida! Dios, en su infinita largueza, nos dio el tiempo para llegar a oír a Elías Jaua decir que los disturbios estudiantiles de estos días son producto de «agitadores», «desestabilizadores», «pescadores en río revuelto» y otros lugares comunes propios del Poder en todas las épocas. El chamo Elías, hasta hace poco encapuchado, tirapiedras y quemacauchos, aguerrido muchachón de Bandera Roja, habitué de los jueves en la puerta de la Plaza Venezuela, cuando no en la de Las Tres Gracias, allá, en la guarimba de la Ciudad Universitaria, ahora, de pumpá y paltó levita, cual ministro de la Secretaría del puntofijismo, engola la voz y apunta el índice contra sus antiguos compañeros. Dios castiga sin palo ni mandador y cuando expulsó a Adán y Eva del Edén, además de condenarlos a ganar el pan con el sudor de la frente, les advirtió que en lo adelante sería la lengua el castigo de sus cuerpos.