José Luis, estás pelao, por Xabier Coscojuela

Te tuteamos porque así somos en el Caribe, como has dicho. Agarramos confianza rápido. Es cierto que en tu caso hay una parte importante de compatriotas que no te ve con buenos ojos, pero nosotros creemos que nos puedes echar una mano a salir del hueco en que estamos
Autor: Xabier Coscojuela
Un médico para poder curar a un paciente tiene que hacer el diagnóstico correcto. Lo mismo pasa en la política. Para lograr que un país tome el rumbo adecuado que lo lleve a unos niveles superiores de calidad de vida para sus ciudadanos hay que acertar en cuál es el sistema más adecuado para ello. El expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero dice querer ayudar a resolver la grave crisis que vive el país y asegura que el principal problema de Venezuela es el económico. Nos permitimos decirte, José Luis, que estás equivocado.
Te tuteamos porque así somos en el Caribe, como has dicho. Agarramos confianza rápido. Es cierto que en tu caso hay una parte importante de compatriotas que no te ve con buenos ojos, pero nosotros creemos que nos puedes echar una mano a salir del hueco en que estamos. Eso sí, para lograrlo no solo necesitamos optimismo, ese estado de ánimo que en ti parece abundar. También requerimos claridad en saber cuál es la raíz de los males y te aseguramos que la economía no lo es.
Allí lo que hay es urgencias por la escasez y la inflación que golpea a la gente, pero esas carencias tienen su origen en el modelo político que se ha pretendido imponer en Venezuela desde 1999.
Esa manera de hacer las cosas, que no se puede negar han avanzado bastante en sus intenciones de imponerlas, se caracteriza por el autoritarimo, la destrucción de la institucionalidad, la concentración del poder en un solo puño, la estatización de la economía, la limitación a la iniciativa privada, el irrespeto a quien piensa distinto, la discriminación por razones políticas, el uso de los tribunales para la persecución de la disidencia, la ausencia de separación entre los poderes públicos, el tratar de que se escuche una sola voz, el militarismo.
Desde la llegada de Hugo Chávez al poder en 1999 volvieron los militares a ejercer el mando en Venezuela, y poco a poco se fue profundizando hasta tener hoy a un Presidente civil con rango militar por ley y a una casta uniformada controlando todos los aspectos clave de la vida nacional. Eso es algo que ha ocurrido con demasiada frecuencia.
Son mucho más los años en que el poder estuvo en manos de uniformados que de civiles. Prácticamente todo el siglo XIX fue así, buena parte del siglo XX -excepto el período que va de 1958 a 1998- y todo lo que llevamos del XXI ha estado el país conducido por botas, gorras y charreteras.
Es cierto que Chávez y Maduro fueron elegidos por el voto popular, pero su manera de ejercer el poder está inspirada en los cuarteles. El actual presidente no pasó por la Academia Militar, pero cada vez más su gobierno está en manos de militares. Por ejemplo para combatir otro de los graves problemas que tenemos, la inseguridad, entregó el Ministerio de Relaciones Interiores a uniformados. Los resultados no pueden ser peores. El hampa sigue mandando y la violación a los derechos humanos se está haciendo algo rutinario en la actuación de los policías (como puedes leer en nuestro Reporte TC de la página 11).
Esta misma semana, lo pudiste ver: con la excusa de las fallas en el abastecimiento, Maduro colocó al Ministro de la Defensa como jefe de la Gran Misión Alimentación Soberana, en lo que algunos entienden como una delegación del poder en los militares, pues todos los ministros tienen que reportarle al general Padrino López. ¿Será que se olvidó de la existencia del Vicepresidente o este se convirtió en un jarrón chino aun teniendo el cargo? Pusiste en el mismo plano a Henry Ramos Allup y a Diosdado Cabello. Otro grave error de percepción de la realidad. El primero es un demócrata, el segundo es un cuartelero. La forma de dirigir la AN es una muestra de lo que decimos.
Los demócratas venezolanos han impedido que en el país se instaure una dictadura a la cubana, que es el modelo que a quienes están en Miraflores inspira. No ha sido su vocación democrática, sino la lucha de los ciudadanos que han venido trancando, con su actuación en las calles y con su decisión en las urnas, que en Venezuela se instaure una dictadura con todas sus letras. Mientras esa concepción política sea la que prevalezca entre Maduro y sus partidarios es muy difícil enderezar el rumbo de Venezuela.
Tal vez tus gestiones, José Luis, permitan recuperar el crédito financiero internacional para el gobierno de Maduro. Lo que sí vemos mucho más difícil que recupere es el crédito democrático. Hace tiempo lo agotó.
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