José Vicente en la mira, por Simón Boccanegra
Aunque en la votación sobre la responsabilidad de CAP en el turbio episodio del barco «Sierra Nevada» hubo once parlamentarios que se abstuvieron, entre ellos José Vicente, la pequeña historia hizo de su voto, uno entre once, el decisivo, el que «salvó» a Pérez. La votación quedó empatada (119 a 119), con lo cual la proposición de condena administrativa resultó negada. Desde entonces, Rangel quedó marcado con ese karma, que con el tiempo se fue diluyendo, pero sin desaparecer definitivamente. En los recovecos más oscuros del arsenal de las infamias, a disposición de quien quiera usarlos, duermen episodios como el del «Sierra Nevada». José Vicente podría no darse por aludido. En fin de cuentas, diez parlamentarios más también «salvaron» a CAP. Sin embargo, nadie recuerda los nombres de esos otros diez «salvavidas». El único nombre recogido por el folklore político es el del actual ministro de la Defensa. Para sus enemigos, él y sólo él habría salvado a CAP. Chávez, obviamente, no aludió a nadie más que a José Vicente. No estaba pensando en Alonso Ojeda Olaechea, por ejemplo, diputado del PCV para la época, o en el «Macho» Pérez Marcano, diputado del MIR. No, a quien Chávez tenía en la mira de su punto 50 verbal, allá en Lancaster Palace, era a su ministro de la Defensa. Al propio.