Julio Borges, el hombre que la justicia convirtió en líder político #Perfil
El diputado escucha con paciencia casi infinita las quejas de un grupo de adeptos al gobierno de Maduro quienes, de manera casi incomprensible, le exigen que no le dé curso en la Asamblea Nacional a una ley que transformará a estos beneficiarios de la Misión Gran Vivienda en felices propietarios. El abogado que alguna vez soñó con un país arropado por la justicia intenta por tercera vez explicar que la normativa les otorgará el derecho a vender, alquilar e incluso regalar su vivienda, porque a partir de ahora este inmueble les pertenece.
Julio Andrés Borges Junyent nunca pensó de joven que llegaría a lidiar con los apremios de ser el jefe de la fracción parlamentaria de la Mesa de la Unidad; pero es bueno acotar que para este abogado caraqueño, de 46 años y con estudios en la Universidad de Oxford, la Asamblea Nacional no le es un territorio ajeno. Desde 1999, durante el proceso constituyente que «refundó» el país y donde varios ríos ideológicos confluyeron, Borges ha sido una de las figuras más destacadas de Primero Justicia, aquella ONG que se convirtió en partido político, al dejar su marca en el tema de la defensa de los Derechos Humanos, luego de que la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) le permitiría el impulso en 1992 para que la Asociación Civil Primero Justicia promoviera un modelo de justicia comunitaria denominado «Justicia de Paz».
Fue a partir de entonces cuando Borges advirtió que el destino le tenía deparado un futuro en la política. Pero antes de estrenarse como diputado, Borges intentó formar parte de la Asamblea Nacional Constituyente, junto a Leopoldo López.
Todavía PJ era una ONG.
No lo lograron, pero en ese entonces afirmó que no se iban a rendir.
El ahora jefe parlamentario asegura haber establecido un tratado de límite con presidentes militares, reconoce que en el aspecto humano, Hugo Chávez fue cordial y escuchó atento todas las propuestas en ese momento; un hombre muy distinto al que más tarde se convertiría en símbolo de un movimiento político que no cesa de tener sus seguidores y detractores.
Prueba de ello fue durante las rendiciones de memoria y cuenta del Gobierno de Hugo Chávez cuando se enfrentó a Julio Borges personalmente, el 15 de enero de 2010 por las observaciones sobre sus críticas del manejo de dinero público en las relaciones internacionales. Sin embargo las críticas no se detuvieron ahí y el 13 de enero de 2012, ante las cifras de construcción de viviendas de su gestión, Borges puso de nuevo en entredicho la gestión del ahora presidente fallecido.
DE LA TELEVISIÓN AL PARLAMENTO
Con aspecto serio más que serio, autoritario- el joven abogado Julio Borges hizo su primera aparición pública en la arquitectura de utilería de un estudio de televisión en donde la frase «Justicia para Todos» lo dio a conocer ante el mundo televisivo.
En esas tardes prestadas al espectáculo, cuando combinaba el reality show con su bufete en el centro de Caracas, Borges tuvo su primer contacto con el público. En ese entonces no tenía otra intención en mente que promover los jueces de paz, una figura jurídica por la cual había luchado desde su época de alumno en la UCAB.
No todo fue color de rosa. El diputado recuerda que llevó su propuesta a todos los canales: Intentó en Venezolana de Televisión (VTV), donde ya había tenido un programa sabatino sobre la reforma del sistema judicial.
Pero sólo RCTV y, en particular, Marcel Granier, creyeron en el proyecto. A pesar de ser criticado por mostrar escenas violentas en horario regulado, «Justicia para todos» obtuvo altos niveles de audiencia.
Luego de 2.500 casos resueltos, Julio Borges decidió que era el momento de dejar la TV y trasladarse a la realidad: «el programa era una cosa mediática; la vida real estaba en la Asamblea Nacional». Pero, paradójicamente, tal realidad no existía. La AN -a donde llegó en 2000- se convirtió para Borges en una «gran fachada de nada», el lugar donde -asegura- viviría las cosas más «irreales y ridículas», mientras que su estadía en la televisión pasaría a ser una de las más «serias y profundas» experiencias de su vida.
POLÍTICA SIEMPRE PRESENTE
Julio Borges nació en Caracas el 22 de octubre de 1969. Es el menor de cinco hermanos, y entre sus títulos universitarios figura el de magíster en Filosofía Política y Social del Boston College, y en Políticas Públicas y Estudios de América Latina, en la Universidad de Oxford.
Es considerado como un hombre sencillo, que no presta mucha atención a los detalles y que dice tener un alto concepto de la austeridad. En otras palabras, «es pichirre», según sus amigos.
En 2006 fue precandidato a las elecciones presidenciales, midiéndose contra Teodoro Petkoff y Manuel Rosales, siendo éste último el vencedor.
LA JUSTICIA POR DELANTE
Cuando desde la acera del chavismo lo ofendían con el calificativo de «niño bien», Julio Borges no hacía nada para defenderse.
Borges dice pertenecer a una generación formada en un país en crisis, «siempre bajando el tobogán». Vivió a sus 13 años el llamado «Viernes Negro», entró en la universidad en 1987; estando en la UCAB supo del Caracazo y el mismo año de su graduación, unos militares intentaron mediante un golpe acabar con la democracia.
Estos acontecimientos aclararon la conciencia social del joven de clase media que decidió enfilar su destino hacia la política, a pesar de que entre sus opciones de estudio figuraban medicina, periodismo y derecho. La primera por ser la profesión de sus padres, Julio Borges, un valenciano, fundador de la neurología en Venezuela, y su madre, Rosa Junyent, catalana, llegada en 1947 como exiliada por la guerra civil española, quien desarrolló la escuela de Bioanálisis y Citotecnología del Hospital Vargas e investigadora del VPH.
La segunda por su cercanía a los medios de comunicación. Y es que Borges no sólo trabajó en TV, también lo hizo para una publicación de la UCAB llamada Bando 21, que se encartaba en El Nacional. Luego en el mismo diario fue colaborador del dominical Feriado y de la sección cultural de El Universal.
Durante un tiempo coordinó una página semanal en el diario Economía Hoy llamada «Ambiente Juvenil». Pero más se impuso su apego a la palabra «justicia», y la intención «de liberarla del secuestro, formalismo y corrupción» le lleva a decidirse por el Derecho, carrera que durante tres años combinó con sus estudios de Filosofía en la UCV.
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