La arepa como problema, por Miro Popić
Twitter: @miropopiceditor
La venezolanidad de la arepa no se discute. No existe ningún conflicto de territorialidad con nuestro pan originario. Menos ahora que se ha hecho global. Todo lo que cuestione su origen y significado son especulaciones mal intencionadas que buscan generar ganancia en este río revuelto de contradicciones en que nos encontramos.
Nuestros hermanos colombianos también comen arepas, es verdad, y nos alegramos por ello. Pero no hay paternidad compartida con su creación. Venimos de la misma raíz, el maíz, base de todos los panes americanos, llámense como se llamen, tortillas, pupusas, gorditas, humitas, arepas, etc., pero son las diferencias desarrolladas en su evolución las que le otorgan a nuestra arepa el carácter icónico que la define.
La palabra maíz proviene del vocablo taíno mahís que significa “lo que sustenta la vida”. ¿Y quiénes eran los taínos? Los antiguos habitantes del norte de Sudamérica que desde el Orinoco ocuparon las islas del Caribe en tiempos precolombinos. 1-0.
La palabra arepa, según el DLE, viene de la voz erepa, que significa maíz, hablada por los cumanagotos. ¿Y quiénes eran los cumanagotos? El pueblo amerindio de la familia caribe que ocupó el sector oriental de la actual Venezuela. 2-0.
Hasta aquí, tanto la palabra de la materia prima como la del alimento que se hacía con ella ubican nuestra arepa en este lado de la geografía, llamada hasta entonces Tierra Firme. Y todos sabemos la fuerza de la semántica para explicar hechos históricos o cambios en las realidades de las comunidades hablantes.
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El primer impreso que menciona y describe la arepa es de Galeotto Cei en su libro Viaje y descripción de las Indias 1539-1553, donde dice: “Hacen otra suerte de pan con el maíz a modo de tortillas, de un dedo de grueso, redondas y grandes como un plato a la francesa, o poco más o menos, y las ponen a cocer en una tortera sobre el fuego, untándola con grasa para que no se peguen, volteándolas hasta que estén cocidas por ambos lados y a esta clase llaman areppas…”. ¿Y quién era Galeotto Cei? Un italiano que estuvo 14 años en Venezuela y participó en la fundación de El Tocuyo y la penetración del territorio venezolano cuando se establecieron los primeros centros poblados. 3-0.
Desde ese momento el mundo supo que aquí se hacía un pan de maíz redondo y grueso al que llamaban arepa cuyo uso se extendió hacia otros territorios, donde cada quien fue introduciendo modificaciones conceptuales o gustativas, muchas de las cuales permanecen hasta el día de hoy.
En Bolivia, en Santa Cruz, hacen unas tortas de harina de maíz blanco mezcladas con queso y leche que tuestan sobre una plancha y las llaman arepas bolivianas. En Colombia hacen diferentes preparaciones con maíz mezclado con huevo, queso, mantequilla, leche, según la región, y las llaman arepas colombianas con el apellido de la zona donde se elaboran. En Panamá las hacen como tortillas gruesas de maíz amarillo y las fríen. Curiosamente, todos estos son países liberados por Simón Bolívar, ¿Y quién era Bolívar? Un venezolano caraqueño a quien le fascinaban las arepas. En estos países se trata de preparaciones específicas de consumo ocasional, de carácter hogareño circunscrito a un espacio y condición. En Venezuela es el pan de cada día. 4-0.
La arepa originaria como concepto de pan cumpliendo funciones de acompañante de la comida, se mantiene inalterable en Venezuela. El pan de los indios como lo llamaron en su tiempo, asume funciones de protagonista cuando se le incorpora el relleno que lo transporta a un nivel superior de percepción organoléptica, enriqueciéndose con el aporte gustativo de los nuevos acompañantes para hacer de cada arepa algo único. 5-0.
La arepa en Venezuela es nacional y el consumo cubre todo el territorio. Su tejido social sobrepasa clases sociales, posiciones políticas, regionalismos, razas y religiones, sin discriminación. No hay sitio en el país donde no se consuma. Es alimento cotidiano y contínuo desde que amanece hasta que vuelve a amanecer, superando ocasiones especiales, festividades, ciclos estacionales, invierno o verano. Además, seamos ricos o seamos pobres, se come con las manos y eso nos iguala. 6-0.
La arepa en Venezuela es un baluarte patrimonial profundamente arraigado en nuestra cultura, de gran significado metafórico no solo alimentario, representativo de lo que somos o podemos ser. Su voz en el imaginario popular abarca diversos aspectos de la vida.
Cuando la cosa está difícil decimos que la arepa está cuadrada. Cuando éramos un país próspero, le contábamos al mundo que aquí cada muchacho nacía con una arepa bajo el brazo. No hay mejor victoria en el beisbol que cuando le propinamos nueve arepas al contrario. Y así podríamos seguir con citas como estas hasta escribir un libro. 7-0.
La arepa en Venezuela es símbolo de resistencia, factor de permanencia, principio y fin de unidad. Se convirtió en muro de contención ante la aculturación de la comida chatarra y hoy podemos decir que en el país hay más areperas que ventas de hamburguesas. Y si seguimos así como vamos, dentro de poco habrá más areperas en el mundo que McDonald. 8-0.
La arepa venezolana es hoy universal gracias al trabajo de millones de compatriotas regados por el mundo en busca de condiciones dignas de vida, algo que se les niega en su propia tierra. Muchos han encontrado subsistencia cocinando el pan diario de sus madres y abuelas y estoy seguro de que más de una lágrima ha caído en esa masa blanca que les recuerda el hogar y la familia donde quiera que se encuentren. Hasta un #díainternacionaldelaarepa tenemos y prácticamente ya no hay país donde no se coman, como lo comprobamos el pasado sábado 12 de septiembre de este 2020, año con dos ceros redondos como arepas. 9-0.
La arepa venezolana pudo trascender su pasado prehispánico y adaptarse a la modernidad debido a la creación de la harina pre cocida de maíz que liberó a las mujeres de la piladera, perpertuando una tradición que iba en camino de extinción. Esto fue posible gracias a Polar. ¿Y qué es Polar? La primera empresa multinacional venezolana, que con su Harina P.A.N. hoy compite en el mundo entero y luce con orgullo el nombre de Venezuela con nuestro alimento originario como bandera. 10-0.
En conclusión: en diversos países se comen distintas preparaciones de maíz que llaman arepas, pero sólo en Venezuela siguen conservando el carácter originario de su condición prehispánica. Por eso su venezolanidad no se cuestiona ni está sujeta a discusión.
Fin del comunicado.