La batalla de los hackers, por Simón Boccanegra
Por ahí anda un grupo que se autodenomina N33, dedicado a «hackear» cuentas de twitter de un montón de gente, que, mire usted qué casualidad, son todos opositores y adversarios del gobierno. Con lo cual queda claro que la iniciativa proviene precisamente de éste, tal vez de ese portento de luminosa inteligencia que es el mequetrefe de rizarrita, tal vez de la inefable sala situacional donde los cubanos que están en la lista de espera para arrancar hacia el imperio (van 800 según las últimas cifras proporcionadas sobre médicos cubanos que han pisado las playas de Miami) matan el tiempo fregando la paciencia.
Lo cierto del caso es que la iniciativa es del gobierno, de sus especialistas en guerra sucia. Tan poca duda puede caber de eso que el comunicado semianalfabeto producido por el N33 fue difundido por el canal 8. Estos son los hechos.
¿Qué hay detrás de los hechos? Basura moral, cobardía, ventajismo, abuso de poder, y, sobre todo, miedo.
El inmenso miedo de saber que se les está acabando su cuarto de hora, que ya no hay más nada que inventar, que sin el capo son unos miserables incapaces de parir una idea medianamente inteligente. Por eso se apoderan de las cuentas de personalidades conocidas, las llenan de procacidades e insultos y las dejan correr. Es toda una definición del régimen. Eso define esta crápula que nos gobierna con más propiedad que los discursos de Yo-El-Supremo.
Es su idea de la «batalla de las ideas». ¿Cómo batalla con ideas quien no las tiene? Lo único que puede brotar entonces de esos cerebros entumecidos y atrofiados es la trampa, el truco, el insulto, el agravio. La cabeza no les da para más nada.