La bicha da pa’ todo, por Teodoro Petkoff
“La Constitución es un librito azul que sirve para todo”, podría decir Chávez, remedando a alguno de nuestros dictadores del pasado que afirmó algo semejante. Sin embargo, żimporta o no importa la Constitución? Importa, claro está.
La Constitución nos dice qué podemos hacer en tanto que ciudadanos del país y qué no podemos hacer. Establece el alcance de nuestros derechos y define el marco para la acción del Estado y de los gobiernos que el país elija. Importa tanto, por ejemplo, como las reglas del béisbol. Marca ella las rayas de cal del terreno de juego. Si no hay rayas no se puede saber cuándo una bola es foul o fair. El umpire no puede decidir a su capricho que el ponche es con dos strikes o con cuatro y no con tres como lo manda la regla. Tampoco puede decidir, al margen de la regla, que un inning termina con cuatro, cinco o dos outs.
Si el juego dependiera de la voluntad del umpire o, incluso, de la de uno de los dos equipos, que la impone tanto al rival como al propio árbitro, el juego se vuelve un caos. De hecho, no hay juego sino un gigantesco desorden. Con reglas claras todo el mundo sabe a qué atenerse.
Eso se espera de la Constitución: que permita a todo el mundo saber a qué atenerse. Llaman eso seguridad jurídica.
La aprobación de la reforma de la Ley del Banco Central ha sido el equivalente de un juego de béisbol regido por el capricho de uno de los equipos. La Constitución atribuye al BCV la administración de las reservas internacionales (artículo 318). En el sexto inning el gobierno cambió la regla y decidió que ya eso no es así. La Constitución dice que el BCV no estará subordinado a directrices del Poder Ejecutivo y que no podrá convalidar o financiar políticas fiscales deficitarias (artículo 320). A la altura del sexto inning el gobierno decidió que esa regla ya no vale. Tenemos una Constitución de plastilina; el gobierno la maneja a su antojo. Para eso tiene un fábrica de leyes que puede cambiar las reglas según su conveniencia. El juego se está volviendo caótico.