La capa de ozono no es un problema, por Juan D. Villa Romero
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En mi artículo de opinión precedente que lleva por título El desarrollo incluye al reciclaje hablé sobre la importancia de esta práctica y de crear conciencia en pro de abonar un grano de arena importante a nuestra nación. Países como Noruega, hoy día reciclan y también producen energía eléctrica a partir de basura propia o importada, a esa visión es que nosotros apostamos, a un país autosustentable donde se aproveche todo y no se desperdicie ninguna materia. Porque como citaba el gran Albert Einstein en su momento: «La materia no se crea ni se destruye, sino que se transforma«. Una reflexión más que acertada, sin lugar a dudas.
No mencioné el tema de la capa de ozono debido a que ya no simboliza una amenaza. ¿Por qué? Porque en definitiva ese problema fue atajado decisivamente a través de la hechura y cumplimiento mundial del llamado Protocolo de Montreal, prohibiendo los compuestos nocivos de clorofluorocarbonos (CFC), lo cual calificamos, desde Unidad Visión Venezuela, como el mayor éxito logrado por un acuerdo internacional en materia de medioambiente. Pero también se trata de un ejemplo de cómo el progreso tecnológico agiliza soluciones más sostenibles a los problemas o complejidades que el propio progreso tecnológico ha ocasionado.
Antes de dar cumplimiento al Protocolo de Montreal, firmado inicialmente por 47 países en 1987, los CFC permanecían inertes en la atmósfera, liberando cloro a través de la luz solar y con ello ocasionando deterioro hacia la capa de ozono. Ese era el problema pero en la actualidad, gracias a Dios y la voluntad internacional, se encuentra resuelto.
El Protocolo de Montreal, en vigor desde 1989, es a menudo contemplado como el acuerdo internacional de protección del medioambiente más sólido de la historia. De hecho, según la ONU, es hasta ahora el único tratado de esta organización que ha sido ratificado por todos los países del planeta, los 197 estados miembros. De forma transitoria, los CFC han sido reemplazados por hidroclorofluorocarbonos (HCFC), con el objetivo de sustituirlos en su totalidad por hidrofluorocarbonos (HFC) cuyo impacto estratosférico es bajo o nulo. De hecho, las previsiones de la NASA hablan de una desaparición completa del agujero antártico entre los años 2060 y 2080.
Cabe destacar que nuestro secretario general, diputado Omar Ávila, dio enseñanzas importantes a través de un artículo publicado hace un año que tituló: La vía de las 3E (economía, ecología y energía). En fin, quienes deseen hacer una transición real en nuestro país están llamados a abarcar funcionalmente estás tres áreas sin demoras ni excusas, por el bienestar de nuestra madre naturaleza y la calidad de vida de todos.
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Atreverse a imitar sin egoísmos experiencias exitosas para el reciclaje y otras áreas estratégicas, como este acuerdo mundial que salvó nuestra capa de ozono, es tarea de cada nivel de gobierno. También y no menos importante la conciencia ciudadana; no es posible ni justo que veamos ciudadanos desentendidos y sin sentido de pertenencia botando basura en nuestras aceras, calles, avenidas y estaciones de Metro.
Este país debe dolernos a todos, ya basta de anarquía. Además, próximamente tenemos como meta presentar ante la Asamblea Nacional un proyecto de ley ecologista que ordene y regularice lo concerniente al reciclaje. Porque no nos quedamos en la queja o la denuncia, sino que accionamos a favor de nuestro país y acorde a las herramientas que nos brinda la Constitución.
Juan Villa Romero es Político. Secretario Juvenil de Unidad Visión Venezuela.
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