La Celestina, por Simón Boccanegra
“Ahora podremos mostrar los rostros que no nos dejaban mostrar”. Así habló Román Chalbaud, anoche, en el aquelarre de TVes. Lo dijo, con una abyecta sonrisita: ahora sí podrá salir “el pueblo” en TV. No es la primera vez que Román dice algo semejante. Cuando dirigió La hija de Juana Crespo, en RCTV —sí, en RCTV— repetía lo mismo por los pasillos de la planta: “en las novelas ahora sí sale la cara del pueblo”. Ese era su orgullo. Como orgulloso estuvo cuando filmó La Comadre, que no fue otra cosa que la historia de su propia madre cuando se vino del interior para Caracas. Hizo Sagrado y Obsceno en teatro, en plena lucha armada de los sesenta. Después la volvió película, como hizo con casi toda su obra teatral, siempre financiado con los churupos de los gobiernos adeco-copeyanos. ¿Qué rostros salían en tus obras de teatro y en tus películas, Román? Esos mismos que en su infinita diversidad llevaron un día a que el hombre al cual sirves te dijera que esperaba un cine donde no salieran tantos maricos y putas. Se refería, por supuesto, al tuyo. ¿A cuál otro? Sin embargo, no lo dijo para agredirte sino por ignorante. Te hiciste el loco, desde luego. Ahora, Román Chalbaud podría hacer para la parte cultural de la nueva planta una versión de La Celestina. Es más: podría hasta autodirigirse en el rol principal.