La chavoeconomía, por Teodoro Petkoff
Primero fueron Giordani, Alí Rodríguez y Merentes. Barajita repetida. Luego, Jesse Chacón, Diosdado Cabello y Rodolfo Sanz, muy de flux y corbata, nada de camisas rojas, disfrazados de ministros «serios»; el gobierno en campaña electoral. Pero, en sustancia, nada. El gobierno no tiene política para hacer frente a la crisis económica. La tuvo para provocarla, pero no para conjurarla. Ahora sería necesario un viraje respecto de lo actuado, pero eso está fuera del cálculo de Chacumbele. Sería renunciar a las claves de su política global. Ni siquiera fingirá cambiar para que todo siga igual. Por ahora, toda su política es confiar en que los precios del petróleo vuelvan a 88 dólares por barril. No es economía sino magia.
El control cambiario permanecerá y con éste la sobrevaluación del bolívar al igual que el mercado paralelo. El gobierno continuará quemando reservas internacionales y/o endeudándose para tratar de aplastar la tasa paralela. Así ha sido y así será. El control cambiario es un instrumento de control político y mientras Chacumbele sea presidente tendremos control de cambios. Pero con éste también una tasa paralela varias veces mayor que la oficial (sea cual sea esta), con la paralela operando como marcadora de la economía y segregando inflación. Por tanto, mientras Chávez sea presidente tendremos alta inflación. La producción de alimentos, medicinas y otros bienes de uso masivo, continuará aplastada por un dólar archibarato y el sector privado continuará siendo hostilizado.
Todo lo que anunciaron los seis ministros es lo que han venido haciendo desde hace años: subsidios a sectores considerados esenciales; facilidades crediticias para las pequeñas y medianas industrias y para las empresas de producción social; agilización de la asignación de divisas por parte de Cadivi. Si se revisan los discursos de Chacumbele sobre «crecimiento endógeno» se encontrarán exactamente los mismos ofrecimientos. Sin embargo, manufactura y agricultura se estancaron.
Cuando hable Jaua, si es que lo hace, oiremos las mismas fantasías que tiene años repitiendo, mientras el item «Agricultura» continúa desaparecido dentro del renglón «Otros» en las cifras del PIB que registra el Banco Central. El inefable profesor Samán continuará cerrando comercios y espetando sus reiterativas baratijas ideológicas sobre «especulación», sin entender que la especulación es hija de la inflación y no al revés. Con viento a favor la economía se zambulló en la recesión meses antes de que quebrara el primer banco americano.
Todo lo que han hecho a partir del primer trimestre de 2003 nos es anunciado ahora como medidas anticrisis. La magia pareció funcionar durante 22 trimestres consecutivos mientras los precios del petróleo daban para financiarla. Pero comenzó a pistonear ya antes de que los precios del crudo se derrumbaran, porque sus fundamentos no dan para hacerla sostenible en el largo plazo. La caída del petróleo lo que hizo fue revelar la vulnerabilidad y fragilidad de la chavoeconomía. Por supuesto, el estatismo seguirá rampante e igual de ineficiente y corrupto. Con la política que provocaron la crisis, pretenden curarla.