La clase obrera no ve el paraíso, por Simón Boccanegra
La pasada semana estuvo llena de protestas laborales. En un gobierno que presume de socialista son precisamente los trabajadores quienes no terminan de verle el queso a la tostada de la «revolución». No se trató de los empleados de las empresas privadas quienes manifestaron su malestar. Fueron empleados públicos, de distintos entes o empresas y los choferes quienes siempre habían sido solidarios con Chacumbele los protagonistas.
Una de las protestas la ejercieron empleados de lo que llaman red de medios públicos, que en realidad es red de medios del PSUV. Los trabajadores de VTV reclaman la firma del contrato colectivo y la violación de derechos laborales. Los de ANTV se tomaron en serio lo del control obrero y toparon con ese prohombre del proceso que es Dario Vivas quien no dudó en botar a algunos.
Algo parecido les ocurrió a quienes prestan servicio en el Ministerio de Información, donde Risarrita se encargó de despedir a cuatro que creyeron en el planteamiento del jefe máximo de que había que criticar al gobierno.
Pa la calle. Los trabajadores de Guayana llegaron hasta la Asamblea Nacional a exponer el estado calamitoso en que se encuentran las empresas básicas y prácticamente no les pararon bolas. Los choferes de camioneticas cansados de promesas paralizaron en parte al país.
Quienes prestan sus servicios en los tribunales fueron hasta el TSJ a denunciar el incumplimiento a su contratación colectiva y los privilegios de los magistrados. Definitivamente aquella consigna de que «con hambre y sin empleo, con Chávez me resteo» es cosa del pasado.
Ahora todos quieren vivir viviendo, pero bien.