La clausura de la transparencia electoral en Venezuela, por Marino J. González R.
Luego de 36 horas del anuncio del escrutinio de la elección presidencial del 28 de julio, la página web del CNE se encuentra inactiva. No está disponible ninguna información sobre las características de los votos expresados por los ciudadanos en una elección de tanta significación. El sistema electoral, elogiado como el “mejor del mundo”, no permite verificar de manera detallada y abierta la decisión ciudadana.
Los venezolanos han votado de manera directa, secreta y universal desde 1947. Lo han hecho en la mayor variedad de situaciones. Muchas veces aprovechando las limitadas aperturas de gobiernos autocráticos, otras veces en el amplio ejercicio de las libertades. Todo ello ha conformado una cultura electoral, propia, particular, profunda. Hasta el punto de que constituye uno de los rasgos fundamentales de la horizontalidad de la sociedad: un ciudadano, un voto, igual para todos, sin distinción.
Esta cultura electoral es la que explica que después de 25 años de continuado deterioro de la institucionalidad democrática, los venezolanos sigan conservando su apego al voto y a su valor para impulsar cambios. A pesar de las inmensas restricciones que afectaron a millones de venezolanos para votar en esta elección, dentro y fuera del país, aquellos que pudieron ejercerlo acudieron cívicamente a expresar su opinión. Conscientes de que su decisión era importante para contribuir a la decisión colectiva.
Para aquellos que pudieron ejercer su derecho al voto, es fundamental conocer la repercusión en el conjunto de la decisión de la sociedad. Por eso los ciudadanos están acostumbrados a conocer el total de votos por cada uno de los candidatos, la cantidad de votos por centros y por mesas, la magnitud de las diferencias, y también sobre la forma como se expresaron sus vecinos. En la elección presidencial del 28 de julio esto no es posible. El derecho a conocer sobre el voto y sus características no se puede ejercer.
La Constitución de 1999, en el artículo 293, establece que «los órganos del Poder Electoral garantizarán la igualdad, confiabilidad, imparcialidad, transparencia y eficiencia de los procesos electorales». La página inactiva del CNE es una demostración palmaria de que esa responsabilidad no ha sido cumplida, ocasionando perjuicios a los ciudadanos y a la majestad del sufragio.
La imposibilidad de verificar el escrutinio anunciado está ocasionando malestar justificado en la población, recriminaciones de países y de organizaciones internacionales, incluso ha traído afectación en las relaciones internaciones del país.
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En las últimas horas la alianza opositora ha establecido un sitio web en el que se puede consultar poco más del 73% de las actas de la elección presidencial. El conteo de estas actas indica que el resultado no coincide con el anunciado por el CNE. La comunidad internacional, los medios de comunicación, las organizaciones electorales, y los ciudadanos pueden constatar por su propia cuenta estas diferencias. Coinciden en este momento en el país la falta de transparencia de los órganos públicos, con la apertura informativa para garantizar los derechos de los ciudadanos. Dos estilos muy diferentes en la concepción de la democracia y la institucionalidad republicana.
Marino J. González es PhD en Políticas Públicas, profesor en la USB. Miembro Correspondiente Nacional de la Academia Nacional de Medicina. Miembro de la Academia de Ciencias de América Latina (ACAL).
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