La cloaca abierta, por Simón Boccanegra
Si usted cree que no puede haber nada ni nadie peor que Mario Silva es porque no ha visto ni oído a un tal Alberto Nolia que tiene un programa en el 8.
Pero lo interesante no es que el tipo sea un albañal andante, una pequeña rata mefítica, sino que este súper chavista que hoy se exhibe en el canal 8, este ideólogo, este filósofo de la revolución bolivariana, este lector infatigable de «El Árbol de las Tres Raíces», este finísimo caballero, cumplía, con el mismo entusiasmo y dedicación de hoy, funciones idénticas en la revista Zeta, pero entonces como adeco lusinchista y cabrón de la señora Blanca Ibáñez.
Es interesante porque revela que la hez de la tierra son los oportunistas activos, los que por razones ajenas por completo a lo filosófico o político, asumen el papel de verdugos al servicio de un hombre fuerte. Este miserable era guapo cuando se sentía apoyado por todo el poder de AD y de Blanca Ibáñez, ahora es guapo porque se siente apoyado por el poder de Chávez.
Por la plata baila el perro, dice el viejo refrán. Porque este mercenario no es chavista y seguramente quienes le pagan lo saben. Saben que por la plata baila el perro y que este despreciable sujeto también está alimentado por la gorda chequera petrolera. No es chavista como no era adeco. Su partido es el biyuyo. Cuando Blanca pagaba era adeco, ahora paga Chávez y es chavista. A este minicronista no le preocupan las injurias que Nolia vomita diariamente. Me preocuparía si me elogiara. Y si por única y última vez ocupo este espacio con él es para informarle, a quienes no lo conocen, que lo suyo no es de ahora. Siempre fue así. Un tarrito de mierda.
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