La Conversa de ARI | A 25 años de la tragedia de Vargas las heridas aún siguen abiertas
El deslave de 1999 en el entonces estado Vargas (ahora La Guaira) ocasionó miles de pérdidas humanas y materiales. Dos periodistas que lo vivieron de cerca analizaron en el espacio de la Alianza Rebelde Investiga el suceso que marcó la vida de los venezolanos
Entre 15.000 y 50.000 muertos según la fuente a la cual se recurra, miles de desaparecidos, 75.000 damnificados, 10% del total de viviendas afectadas y 85% de las vías destruidas son algunas de las cifras que se desprenden de la denominada tragedia de Vargas ocurrida en diciembre de 1999.
El suceso que marcó a toda Venezuela fue este martes 10 de diciembre objeto de análisis en La Conversa de la Alianza Rebelde Investiga (ARI) conformada por Runrun.es, TalCual y El Pitazo que llevó por nombre Vargas 25 años después.
En el espacio, que se transmite semanalmente, estuvieron Víctor Amaya, director de TalCual; César Batiz, director de El Pitazo y Luis Blanco, director de Runrun.es, así como la periodista Mariela Navarrete, sobreviviente de la tragedia e Isnardo Bravo, también periodista a quien le tocó darle cobertura al suceso.
Bravo, quien trabajaba como reportero en el extinto canal Radio Caracas Televisión (RCTV), indicó que las intensas lluvias que provocaron los deslaves comenzaron dos semanas antes del 15 diciembre de 1999, cuando la tragedia tuvo su clímax.
“Nosotros nos enteramos de la magnitud del desastre cuando estuvimos ahí, ya teníamos una semana bajando y había una situación compleja, ya existían damnificados”.
Mientras en Vargas ya se contabilizaban muertos, heridos, desaparecidos y damnificados, en Caracas, eje central del poder gubernamental el casi recién electo presidente Hugo Chávez impulsaba una consulta popular para reformar la Constitución, los ojos del Comandante aún no estaban completamente fijados en la que a la postre se convirtió en la mayor tragedia natural del país.
“Venían siendo días de mucho trabajo”, dijo Navarrete, quien entonces se desempeñaba como directora de prensa de la gobernación del estado Vargas (renombrado por el chavismo La Guaira) a cargo de Alfredo Laya, el primer gobernador electo por voluntad popular en la entidad.
Navarrete indicó que las precipitaciones comenzaron por la costa oeste de la entidad.
“Las tierras estaban muy cargadas de agua y por eso ocurrió la tragedia. Mi casa quedó un 80% cubierta de lodo, me quedé con la ropa que tenía puesta, el 15 de diciembre Protección Civil nos evacuó, a la hora veíamos que por la calle bajaban carros arrastrados por la corriente. Uno no se imaginaba la magnitud de lo que estaba pasando. Mucha gente estaba en los techos de las casas, empezaron a llegar los helicópteros, yo caminé desde Macuto hasta el destacamento 58 de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) en Pariata, se fue la luz y por supuesto las comunicaciones eran muy difíciles, no sabía donde estaban mi mama y mi abuela, había mucha incertidumbre y trauma”.
Bravo recordó que el primer lugar donde se detuvieron a grabar tomas fue en el barrio El Limón.
“Ya había muertos en esa zona, nos quedamos ahí haciendo lo que se conoce en televisión como falsos en vivo, era imposible salir en vivo por lo complejo de la situación”.
Bravo relató que las condiciones de trabajo fueron extremas
“En el peaje llegaban camiones del Ejército y la GNB con damnificados. Nos advirtieron que no podíamos transitar por la autopista-La Guaira de noche y debimos esperar a que amaneciera. Empezó a bajar agua y al jeep donde andábamos se lo estaba llevando la corriente porque el río creció de pronto, vimos a una mujer que venía descalza llorando y era la esposa del gobernador Laya. Las imágenes eran muy crudas, la adrenalina de lo que pasaba era tan fuerte que no recuerdo haber comido durante todo el día”.
Los servicios colapsaron
Ante las inundaciones, lo primero en fallar fue el servicio eléctrico y después vinieron las líneas telefónicas de Cantv.
“La telefonía móvil que ya existía ayudó hasta que se pudo, al fallar la electricidad nos quedamos en un blackout. Ayudó mucho el boca a boca, pero si las redes sociales hubiesen existido, de repente otra historia hubiese acontecido”.
Bravo recuerda que los teléfonos funcionaron el primer día, luego las comunicaciones empezaron a fallar.
“Yo había hecho varias comunicaciones telefónicas y en una ocasión lo último que llegué a decir era que me estaba quedando sin batería, los motorizados del canal eran los que bajaban y subían con el material, de nosotros (el equipo) no supieron hasta que llegamos al canal en la noche”.
Bravo relató que la cantidad de gente que quería decir que estaba a salvo o contactar con un ser querido era tanta que no daba chance de darle cabida a todos en los micrófonos de RCTV.
“Lo que hicimos fue grabar en detalle a las personas que bajaban de los helicópteros de rescate para que sus familiares las vieran, ese día los teléfonos del canal no se dieron abasto de tanta gente llamando. De RCTV me dijeron que lo siguiera haciendo y así procedimos”.
El bloqueo a la prensa y los saqueos
Bravo indicó que con el pasar de los días la cobertura periodística se fue haciendo más cuesta arriba y aparecieron los delincuentes a saquear, robar y violar personas.
“Nosotros no tuvimos mayor altercado con cuerpos de seguridad, pero en ese momento surgió el ocultamiento de cifras, algunas autoridades no querían declarar, hubo un percance con la extinta Disip ahora Sebin cuando comenzaron los saqueos. Había lugares donde no te dejaban pasar, el entonces ministro de Defensa Raúl Salazar era cercano a la prensa y había roces entre él y Chávez, especialmente después que este último rechazó la ayuda proveniente de Estados Unidos”.
Navarrete sostuvo que era indignante ver a algunas robarse las pocas pertenencias que había dejado el deslave.
“Otras tragedias fueron los saqueos, robos y violaciones. Al final vino el vandalismo. Se hablaba también de niños desaparecidos, había mucha especulación”.
Bravo manifestó que en Vargas algunos afectados celebraron que la policía matara a delincuentes que se dedicaron a saquear, robar y violar.
“Lo que yo percibí es que la gente estaba molesta y de alguna manera aplaudió este proceder de los cuerpos de seguridad”.
La lección que dejó la tragedia
Navarrete indicó que pese a los actos delincuenciales luego del deslave, la solidaridad del venezolano fue abrumadora.
“Hubo muchos motorizados voluntarios ayudando a la gente a salir, recuerdo a los medios apostados todos los días en los lugares álgidos. Eso fue un evento que sobrepasó la capacidad de los gobiernos”.
Bravo indicó que algo que le ocurrió tuvo una consecuencia en su vida.
“Llegamos a Carmen de Uria y me tropecé con la mano de una persona que estaba enterrada, fue algo muy fuerte, empecé a recibir atención psicológica, creo que todos los que en el canal bajamos a La Guaira comenzamos a recibir terapia”.
Bravo sostuvo que durante la cobertura tenía la disyuntiva entre informar o ayudar.
“Yo hice hasta un curso de supervivencia y primeros auxilios, a raíz de estos eventos te das cuenta que la vida es efímera, lo que tenemos hoy, de repente mañana ya no. Recuerdo a una señora que vivía en Los Corales que fue rescatada por una mujer que vivía en un barrio, lloraba desconsolada y pedía perdón por haber tratado con indiferencia a los que tienen menos”.
Navarrete dijo que la tragedia de Vargas constituyó un antes y un después en la historia de la entidad.
“La geografía de la región cambió a raíz del deslave, cambiaron la configuración de algunas vías, sectores desaparecieron, no se hizo nada a nivel de construcción”.