La Copa sí es de todos, por Teodoro Petkoff
El último invento chantajista que Yo-El Supremo ha puesto en órbita es que esos estudiantes que se le han vuelto una pesadilla tienen planeado sabotear la Copa América. ¿Quién cree Chávez que llena los estadios para hinchar a la vinotinto? Si el Presidente, que ahora sólo sabe del pueblo por la lectura de encuestas y se toma en serio las interpretaciones de los “semióticos” de Willian Lara, se preocupara por averiguarlo, descubriría que son los mismos chamos y chamas que lo obligaron a perorar durante 240 minutos, es decir, cuatro horas, para responder a los quince minutos de la magnífica alocución de Douglas Barrios en la Asamblea Nacional. El fútbol es cosa de jóvenes y cuando se llena el Olímpico de Caracas o el Pachencho Romero de Maracaibo o el Pueblo Nuevo en San Cristóbal, son básicamente los estudiantes, la inmensa mayoría de quienes lo adversan y también los pocos que lo respaldan, los que van juntos a gozar del espectáculo y a hacerle barra a sus equipos favoritos. Pero Yo-El-Supremo ya no sabe de esto y cree que esos muchachos pueden cometer la idiotez de perjudicar un torneo que está, para todos, mucho más allá de la contingencia política doméstica y a cuyas estrellas tienen años esperando ver jugar en este patio. ¿Cree Chávez que estos fanáticos del fútbol van a sabotear a Robinho o a Lionel Messi? Cómo se ve que juzga por su condición.
Aquí el único que viene tratando de politizar la Copa América es precisamente el gobierno. No sería este gobierno tan goebbeliano si no fuera así. Basta con ver la publicidad obscena en la cual se vincula, y no subliminalmente sino muy “liminalmente”, la Copa con la figura de Chávez y con las de sus gonfaloneros regionales y locales. ¡Dígame esa vagabundería de Di Martino, el alcalde de Maracaibo, quien en el mejor estilo del capo, se ha cogido la Copa para él! “Ahora la Copa es de todos” rugen las vallas del oficialismo en todo el país. ¿Qué significa esa pendejada? Nada, pura demagogia.
La Copa América es, dentro de todo, un break saludable en esta espesa atmósfera neurótica que vive el país. El venezolano común espera disfrutar los juegos y no quiere, por ningún respecto, que la pasión deportiva sea contaminada por la política.
Sólo a Chacumbele se le puede ocurrir tamaño disparate y eso es lo que viene haciendo. Por su parte, los “duros del teclado” están histéricos con la genial jugada de los muchachos en la Asamblea Nacional.
Eso es suficiente para saber que la decisión fue un acierto. También vociferan, protegidos por el anonimato, que la Copa América debe ser saboteada.
Una manera segura de no equivocarse es hacer exactamente lo contrario de lo que estos “estrategas” recomiendan. Por otro lado, si Chávez dice que la Copa va a ser saboteada es porque quiere que eso pase. Necesita que un Chacumbele del otro lado le haga el quite. No sé por qué se nos ocurre que estos muchachos, que parecen haber leído al gran clásico militar chino, Sun Tzu, lo van a dejar con los crespos hechos otra vez. El mejor general es el que gana batallas sin darlas y ganan los que saben cuándo luchar y cuándo no. Palabra de Sun Tzu, cinco mil años antes de Cristo.