La dieta de los diputados, por Xabier Coscojuela
@xabiercosco
La mayoría de los venezolanos queremos vivir en un país democrático. Donde haya separación de poderes, donde se controlen unos a otros. Un país donde el voto decida y la Asamblea Nacional que surja de ese voto ejerza todas las funciones que le establece la Constitución sin ninguna cortapisa.
Ese no es el caso de la Venezuela de hoy. La dupla Maduro-Padrino y el cogollo que los acompaña decidieron ignorar los resultados de diciembre de 2015 y, entre otras medidas, no le entregaron a la Asamblea Nacional, desde 2016, los recursos financieros necesarios para pagarle la dieta que le corresponde a cada parlamentario.
Lo anterior es grave, pero más grave es que hay tres diputados presos violando todas las disposiciones legales relativas a su inmunidad, y otra buena cantidad que ha tenido que exiliarse para escapar de la persecución de la dictadura madurista. Sin olvidar que hay líneas aéreas que se niegan a darles servicio y hoteles a darles alojamientos a los diputados.
A todo lo anterior hay que sumar el asalto a la Asamblea Nacional que se produjo el 5 de enero de este año, en el que tuvo rol protagónico el dúo Maduro-Padrino y como actores de reparto a diputados que militaban en Primero Justicia y Voluntad Popular. Dicho asalto fue convalidado por una parte de los integrantes de la Mesa Nacional de Diálogo, -Claudio Fermín y Javier Bertucci.
Todo lo anterior es cierto, como también lo es que en el manejo de los dineros públicos quienes han gobernado a Venezuela tienen una larga historia de irregularidades a las que hay que ponerle un parao de inmediato. Si la corrupción administrativa fue un virus que afectó negativamente al país durante siglos, esa corrupción se transformó en pandemia bajo el régimen chavista, por lo que hay que cortarla de tajo. Hace falta una cuarentena más estricta que la aplicada al covid-19. No hay excusa que justifique la corrupción.
El triunfo de Hugo Chávez en 1998 tuvo mucho que ver con la corrupción que existía en la etapa democrática. Demasiados venezolanos creyeron en su discurso, en sus afirmaciones de que iba a acabar con la corrupción. Si queremos salir de este fraude que es el chavismo, hay que cortar desde ya con el robo de los dineros públicos, que puede ser otra vez el argumento que permita a cualquier otro déspota tratar de utilizarla como excusa para tomar el poder.
Por lo anterior, es necesario que desde la Asamblea Nacional se actúe con total transparencia. En el caso del dinero que se le piensa entregar a los diputados, toda la controversia generada se podía haber ahorrado si se hubiera hablado con claridad desde un principio y no dejar que los enemigos de esa Asamblea Nacional, algunos de ellos integrantes del Parlamento que preside Juan Guaidó, filtraran la información.
Otro punto que tiene que corregir la Asamblea Nacional es el de la velocidad de respuesta. Desde que se conoció la información hasta que se divulgó el comunicado del Parlamento pasaron varias horas, demasiadas. Desde este medio nos pusimos en contacto con varios diputados quienes negaban la información, pero no querían asumir la declaración.
Un aspecto que también queremos apuntar es el de los llamados tiempos. Definitivamente quienes trabajaron esta decisión parecen no tener una buena apreciación de cómo está el clima social del país. Después de haber aprobado un bono de 100 dólares pagaderos por tres meses para quienes directamente enfrente el covid-19 en los hospitales, aprobarse un monto mucho más elevado como sueldo y para gastos administrativos no es lo más inteligente, políticamente hablando.
Queremos un parlamento fuerte, para lo que es imprescindible unos diputados que reciban un ingreso que les permita cumplir cabalmente con sus obligaciones. Eso nadie en su sano juicio lo pone en discusión. Queremos un Parlamento que rinda cuentas, queremos un país democrático donde el pedir claridad en el manejo de los recursos públicos no sea tachado de traición o de hacerle el juego a la dictadura. Creemos que la mayoría de los diputados son gente honesta, conocemos personalmente a algunos de ellos y nos consta que son personas probas. Hay que ser honestos y parecerlo. Hablar claro y raspaó ayuda a lograrlo.