La doctrina Carreño, por Simón Boccanegra
Según leo en la prensa, el diputado Pedro Carreño, uno de los altos jefes del partido de gobierno, «descartó que se vayan a investigar las denuncias de corrupción hechas por el exministro Jorge Giordani en un comunicado público».
Pero lo notable son los argumentos del diputado para dejar en el olvido tales denuncias. «Aquí existe el principio de presunción de inocencia, por lo tanto aquella famosa noticia criminis se eliminó». Y de seguidas arremete contra Giordani: «No es que alguien que esté despechado porque le quitaron el cargo y escribió lo que le dio la gana constituya este tipo de denuncias».
Como vemos, Carreño establece una nueva doctrina jurídica que se resume en el siguiente apotegma: denuncias de corrupción contra el gobierno, hágalas quien las haga, no serán procesadas por el Parlamento. Punto. Puesto que se presume la inocencia de todos los funcionarios públicos chavistas, tal velo virginal no puede ser rasgado por lo que también se presume, en palabras de Carreño, como «intriga, cizaña e irrespeto a Chávez y envidia al presidente Maduro». Nuevo retrato hablado de Giordani. No hay modo, pues, de que se investiguen denuncias de corrupción contra chavistas en cargos públicos, porque eso en definitiva sería vilipendiar al fallecido Chávez. Carreño, pues, se paga y se da el vuelto. Pero tal doctrina tiene su reverso. Todo funcionario público vinculado a la oposición se presume culpable hasta que se demuestre lo contrario. Es así como la Comisión de Contraloría de la AN esta investigando al exgobernador del Zulia, Pablo Pérez, denunciado como responsable de 12 delitos de corrupción.
Este escribidor no sabe si las denuncias contra Pablo Pérez tienen fundamento o no, pero su caso sirve para destacar la contradicción que se plantea. Por un lado se absuelve por anticipado a funcionarios públicos chavistas y por el otro se arremete contra los de oposición. La verdad es que la Quinta República nos ha resultado bastante desvergonzada.