La encerrona, por Teodoro Petkoff
Si algo faltaba para tener la convicción de que el gobierno se trae algo entre manos para introducir profundos cambios en las relaciones obreropatronales, en particular en el sector estatal, toda duda se disipa con la lectura de los documentos que el Instituto Nacional de Estudios sindicales (Inaesin) hizo públicos la semana pasada. Uno de ellos es el acta o minuta de la reunión realizada el 3 de marzo pasado entre los ministros María Cristina Iglesias, Jorge Giordani y Alí Rodríguez, el ex ministro y actual director del Banco Central José Khan y los señores Ricardo Dorado y Elio Colmenares. El otro, «Políticas Laborales y Negociación Colectiva», alude, precisamente, a los temas al que su título se refiere. Llama poderosamente la atención que en el acta de la reunión, al recoger una de las intervenciones de la ministra Iglesias, esta habría apuntado que en el diseño de las nuevas políticas habría que «Concertar acuerdos en el nivel superior (nunca en el nivel de abajo para evitar profundos conflictos)».
Puesto que en la reunión, según el acta, nadie parece haber contradicho esta aseveración, habría que suponer que ella fue compartida por los contertulios. Así pues, el gobierno «socialista», «participativo y protagónico» teme discutir abiertamente con los trabajadores sus planes para el sector y prefiere una encerrona «en el nivel superior» antes que ir al «nivel de abajo» por temor a que si «los de abajo» conocieran lo que contra ellos se trama pudieran generarse «profundos conflictos».
Lo primero que tendrían que exigir los trabajadores, sindicalizados o no, es que el gobierno coloque las cartas boca arriba y abra un debate amplio y profundo en relación con sus planes. Si el gobierno jugara limpio, no tendría por qué temer «profundos conflictos», pero todo indica que el gobierno no pretende jugar limpio. Lo que se puede deducir de la reunión ya citada, es que se pretende imponer a la brava un nuevo modelo de relaciones obrero-patronales e introducir modificaciones sustanciales en la contratación colectiva con el Estado-patrono, que podrían producir considerables cambios en las condiciones laborales del país. Mas, no sólo sin tomar en cuenta la opinión de los interesados sino obligándolos prácticamente por la fuerza a aceptar ese nuevo cuadro.
En las «conclusiones» de la reunión se resumen algunos planteamientos dignos de ser debatidos. Por ejemplo, se habla de «justicia social tendiente a la igualación de remuneraciones y beneficios». ¿Igualación por arriba o por abajo? Habida cuenta de lo que pasó en el Metro y lo que se anuncia para Sidor, pareciera que se trata de igualar hacia abajo, sobre todo si ya voceros del chacumbelato han denunciado la «progresividad» de las conquistas laborales como contrarias a la «igualdad». Se plantea la «Creación de una Comisión Nacional de Negociaciones Colectivas…que asegure el cumplimiento de la política en cada proceso de negociación». ¿Los sindicatos (si es que sobreviven) no contratarán con su patrono directo sino con el mismísimo gobierno? ¿Qué significa exactamente eso de «Asegurar el cumplimiento de la política»? ¿Obligar a los trabajadores a aceptar (como en el Metro y tal vez en Sidor), las condiciones que el gobierno imponga, con amenazas como las de despidos masivos a lo Pdvsa? ¿Qué significa exactamente eso de que «Los contratos colectivos deben ser instrumentos para la construcción del socialismo? Como se ve, el cielo se encapota en el mundo laboral.