La fecha sí importa, por Luis Manuel Esculpi
Autor: Luis Manuel Esculpi | @lmesculpi
El gobierno juega en varios tableros. El ejercicio abusivo del poder se lo facilita. Mantienen obsesivamente sus propósitos. En esos si son coherentes. Lo que no les impide relativa flexibilidad en el manejo político táctico. Están conscientes de lo que ocurriría de realizarse unas elecciones en condiciones aceptables, semejantes por ejemplo a las del 2015 cuando se realizaron las parlamentarias; su resultado estaría cantado. Les impediría alcanzar su objetivo de permanencia en el poder.
El adelanto de la convocatoria electoral en las actuales condiciones, al lado de las medidas para movilizar su «votación dura» a través de diversos mecanismos de control social, es una fórmula diseñada para impedir que se exprese en los comicios la mayoría social y política que los adversa.
No deja de preocuparles la reacción de la comunidad internacional, especialmente en América y Europa, andan en la búsqueda de legitimidad, la actual resolución de la mayoría de las fuerzas democráticas agrupadas en la Mesa de la Unidad, les ha complicado el juego. Intentan nuevamente una negociación para disminuir el efecto de la no participación de la MUD.
Si bien es cierto que actúan simultáneamente en varias direcciones, no siempre su accionar se asemeja al juego de ajedrez por lo de varios tableros a la vez. A veces se emparenta con el juego de poker o de truco; cuando Diosdado anuncia que va a proponer elección de la Asamblea Nacional junto a las presidenciales, Maduro expresa acuerdo y añade los Diputados a los Consejos Legislativos y los Concejales.
Después de esa subida de la apuesta el CNE anuncia que el 22 de abril solo se efectuarán las presidenciales, entonces se mueven rápidamente y con cierto desespero en pro de negociar una mayor representatividad de la oposición en la competencia.
En esa negociación argumentaran que ya hicieron unas primeras concesiones al desechar la idea de realizar las mega elecciones, propondrán el aplazamiento de la fecha por unos pocos días, no para el segundo semestre, como contemplaba el documento elaborado por los Cancilleres y como es tradición; ahora en este nuevo intento cederán aparentemente en algunas exigencias, inaplicables en el corto lapso de la prórroga.
Con ese movimiento el gobierno persigue además fomentar de nuevo la controversia en el campo opositor, sobre la pertinencia de la negociación y la participación en el proceso de abril. Estimular la fractura en nuestro campo es un aspecto esencial en el diseño de su política.
La fecha importa, no es un aspecto subalterno. La mayoría de las exigencias que ha venido planteando la oposición de manera recurrente requieren de tiempo para poder ser verdaderamente implementadas.
La revisión del Registro electoral, la observación internacional, la inscripción en el exterior, la realización exhaustiva de todas las auditorías y el cumplimiento efectivo de las normas establecidas en la ley solo se pueden realizar en un lapso como el mencionado en el documento de los Cancilleres.
El aplazamiento -por ahora- del intento de anular la Asamblea Nacional, no significa el abandono de tal propósito, no se pueden descartar nuevos intentos, la camarilla gobernante sabe que el reconocimiento de que es objeto la AN internacionalmente por su origen y desempeño de acuerdo con lo establecido en la Constitución, constituye el principal obstáculo que tienen para ejercer el control absoluto de los poderes públicos.
Las fuerzas democráticas en el debate realizado hasta ahora, han conservado un principio, ha mantenido la unidad pese a las divergencias existentes. Esa conquista de alcanzar la unidad en medio de la diversidad, es una característica inherente a la alianza, preservarla en el presente y frente a las contingencias que se puedan presentar es una de las garantías de poder avanzar en la dirección que nos posibilite alcanzar el cambio político, por la ruta constitucional, pacífica y democrática.
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