La FVF es el obstáculo a vencer para ir a un Mundial, por Gustavo Franco
Si bien es cierto que Venezuela no es una potencia tradicional del fútbol y que tampoco tiene a una súper estrella de fútbol, la Vinotinto sí tiene material con qué trabajar para, aunque sea, soñar con ir al primer mundial de su historia, cuya próxima cita será en Catar 2022.
Yángel Herrera, el que fue capitán de la selección sub 20 que llegó a la final del mundial de la categoría en el año 2017, está jugando en el Granada y anotó un golazo la pasada jornada. Darwin Machís, su compañero de club y selección, también ha estado marcando goles y teniendo protagonismo en La Liga de España. La selección tiene otros nombres interesantes, como un Josef Martínez que está haciendo historia en la MLS en Estados Unidos. Pero las perspectivas para una posible clasificación son inciertas, y uno incluso podría entender que haya pesimismo.
Lo visto tras el partido contra Colombia —la no comparecencia de los jugadores ante la prensa y la sorpresa de Dudamel al enterarse gracias a un periodista de que el próximo partido de la selección será contra Bolivia— no disipa las dudas, y más bien las dispara.
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Debido a la situación del país, los recursos para que los jugadores se preparen no son capaces de competir con las de otras selecciones sudamericanas. Mientras la selección de Colombia contrataba a entrenadores de la talla de Néstor Pékerman, y luego a Carlos Queiroz, Venezuela despedía al seleccionador del equipo femenino sub 20 después de que denunció la desnutrición que padecían sus jugadoras. La desventaja de inicio es significativa
A eso hay que añadir la directriz tras el partido contra Colombia que pedía a los jugadores no hablar con los medios de comunicación. Durante la rueda prensa, el seleccionador nacional, Rafael Dudamel, admitió que no sabía que la Federación Venezolana de Fútbol (FVF) había cerrado un acuerdo para jugar un amistoso contra Bolivia. Antes, al inicio de la concentración, Juan Pablo “Juampi” Añor confesó que estaba sorprendido de sólo tener un partido (contra Colombia) en la fecha FIFA cuando la costumbre es hacer dos partidos. “En el grupo tenemos la sensación de que boicotean nuestro trabajo”, dijo el jugador en declaraciones a Hispanic Sports Media, que luego fueron publicadas en Twitter.
Estos acontecimientos denotan, como mínimo, que la comunicación entre el entrenador y la federación no es fluida. O que la planificación de la federación es tan deficiente que no le notifican al entrenador de los próximos compromisos. La misma deficiencia explica el hecho de que no se haya acomodado la zona mixta para que los jugadores compartieran sus impresiones de post-partido con los medios de comunicación. Esto no es cosa menor, ya que el fútbol es un espectáculo.
Por ello que hay tanto interés en él, y también es por ello que la labor de los periodistas debe ser facilitada. No dar declaraciones a los medios de comunicación después del partido desafía toda lógica, sobre todo si son los medios de comunicación los que pagan para poder transmitir los partidos. Lo peor de todo llegó cuando la federación emitió un comunicado, en el que trasladó la responsabilidad de lo ocurrido al liderazgo de la selección. La selección tuvo que publicar un comunicado en Instagram donde explicó lo sucedido. El mensaje de la federación— el subtexto de su comunicado— es que no protegerá a su entrenador. El organismo decidió que, ante el primer indicio de críticas en su contra, abandonaría al técnico y lo lanzaría a los lobos.
Si se toma en cuenta que se parte con una desventaja considerable en materia de recursos disponibles para la preparación de partidos, esto solo adquiere mayores dimensiones cuando se ve que la federación no está planificando de la mejor manera.
Aunque la selección tenga a su disposición una cantidad de talento sin precedentes y que Rafael Dudamel esté haciendo un buen trabajo, la Vinotinto necesita más de su federación para poder llegar al mundial.
En este momento, la federación es un obstáculo para la selección. Una clasificación a Catar 2022 no sería gracias a la Federación Venezuela de Fútbol (FVF), sino a pesar de ella