La garrapata, por Simón Boccanegra
Lee este minicronista la noticia de que ha sido creado un nuevo ente del Estado: el Centro Nacional de Balance de Alimentos, adscrito presupuestariamente a la vicepresidencia de la República. Sus funciones serán las de participar de la lucha contra el desabastecimiento. Pensaría uno que estas atribuciones son las propias de un tal ministerio de la Alimentación, las cuales a su vez duplican las de los ministerios de Agricultura y Tierras y las del Milco. Además, entrará en los terrenos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y hasta en los del Banco Central. Venezuela seguramente es hoy un caso de estudio en lo relativo al fenómeno de la autoreproducción de la burocracia. En estos nueve años el número de trabajadores al servicio del Estado se ha más que doblado respecto de 1998. Contamos hoy con más de dos millones de «servidores» públicos. Cada día aparecen nuevos organismos, que brotan como hongos después de la lluvia, solapándose unos con otros e incrementando geométricamente la proverbial ineficiencia de la administración pública. Cuando el presidente se preguntaba por qué las mafias se han apoderado de la estructura de los servicios «que pertenecen al pueblo», por qué las gestiones ante las instituciones públicas «son una pesadilla», por qué de los «chantajes abusivos de la permisología», no tiene sino que leer diariamente la Gaceta Oficial, para que se entere de cómo su gobierno crea decenas y decenas de alcabalas burocráticas que son un regalo del cielo para «mafias»,»chantajistas» y toda esa fauna que prospera al calor de una concepción que ha hecho del Estado esta masa obesa, pesada, ineficiente y corrupta, pegada como una garrapata al cuerpo de la nación, cuya sangre presupuestaria chupa vorazmente.