La Guerra por la papaya
Autor: Daniel Espazarza
«Hace poco, poco tiempo en una galaxia ni tan lejana…»
La República Galáctica Bolivariana está sumida en la precariedad. Hay largas líneas para el acceso a bienes de consumo, pero las rutas comerciales entre sistemas estelares están controladas por el Sistema Galáctico Bolivariano Divisionista (SIGADI), por la flota de cruceros bolivarianos (propiedad de Sithdado Maulbello, dicen quienes saben) y por sus aliados imperiales orientales, a pesar de que el principal socio de la República Galáctica Bolivariana ha sido siempre el imperio occidental. Varias voces comentan que estas rutas comerciales están siendo utilizadas por la Guarda Clonacional –el brazo ejecutor de las órdenes del Consejo de los Sooles, bajo el mando del General Reverous- para el tráfico de sustancias ilícitas.
El Comandante Galáctico Darth Chabe, poco antes de desintegrarse en El Poder, afirmó, a través del Sistema Galáctico de Medios Públicos del Partido Anti-Imperial Pero Imperial (PAPI), que su voluntad, “plena como las tres lunas llenas de Barooine”, era que eligiesen a Nik Skalapuestos como su sucesor a la cabeza de la provincia imperial de Veneraan (la misma que sería luego destruida por la Estrella de Miraflores, durante aproximadamente dieciocho años). Algunos dicen que cuando Darth Chabe exhaló su último suspiro –tras su eterna máscara roja-, no se encontraba en Veneraan sino en Cuboo, el planeta natal del Emperador Palpastro, también conocido como Fidarth Castrious.
Esperando resolver el problema de la precariedad, Nik Skalapuestos reforzó el bloqueo de las líneas comerciales de Veneraan, ignorante como siempre de que Palpastro estaría negociando a sus espaldas con el Imperio Occidental –los Estados Unidos de Bespin-, en un acuerdo dirigido pragmáticamente por Barando Carlbama, de quien se dice es amigo personal de la Princesa Lilian. Los nuevos controles impuestos por Nik Skalapuestos, sin embargo, sólo lograron agudizar la crisis de la República Galáctica Bolivariana. Era de esperarse, básicamente por dos razones: la primera, que el joven Skalapuestos nunca terminó su entrenamiento como Venedi. Mucho antes de lograr dominar El Poder, abandonó el pantano de Sabanetah, donde el maestro Venedi Soto Yodas se encontraba pasando un ratón de película. Sobre el joven Skalapuestos, se sabe que Soto Yodas alguna vez dijo: “el proceso ese carajito nos va a joder”, o algo por el estilo. Honestamente, “difícil entender es lo que Soto Yodas alguna vez dice”. La segunda, el hecho de que el joven Skalapuestos aún oscila entre el lado oscuro de El Poder, y la carencia absoluta de éste, como su propia actitud revela. De hecho, no es secreto para nadie que el sable láser de Bolívoor que se dice Darth Chabe guardaba bajo su almohada, ya ni prende. Aparentemente, se le fundió una resistencia en un bajón de luz, cortesía de Jesse Chacoonu.
Los Venedi son una secta. Y, como en toda secta, hay jerarquías, alianzas y disputas. Aquellos que se aferran al lado oscuro de El Poder se autodenominan PSUViths, y quienes procuran hacer del ejercicio de El Poder un asunto más bien Republicano –y no necesariamente galáctico-, se les llama MUDis o, más generalmente, sólo Venedis. Algunos personajes, como JarJar Ojeda, por ejemplo, pasan de ser MUDis a PSUViths con una facilidad tan impresionante que desafían toda clasificación, salvo la de cazarrecompensas. Bobbo-Sánchett, por ejemplo, es el arquetipo del cazarrecompensas galáctico interestelar, y a pesar de sus intentos de mantener en el congelador al legendario Henry Solo –piloto estrella de la nave Acción Milenaria-, es harto sabido que la pericia de este viejo zorro espacial, aunada al talento de Chewborges –el velludo dirigente de Primero Wookies- y la pasmosa sindéresis CapriSinP-O –un androide de hablar pausado, famoso por no patear mesas y procurar mantener relaciones armoniosas con toda la galaxia-, lograron arrebatar al joven Skalapuestos, el hijo –según él- de Darth Chabe, el control del Parlamento interestelar.
El drama de Nik Skalapuestos es claro. Ante el retorno de los MUDis, los PSUVIths sólo tienen una opción: la de reconstruir la Estrella de Miraflores, devolviéndole el poder del que otrora gozó, bajo la férrea dirección de Chabe, el discípulo predilecto de Palpastro, antes de que Acción Milenaria logre hacer estallar su centro con un rayo reformista, como el que parece ya haber alcanzado al Conde Istóokuz.
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