La hiperinflación también apaga las luces de la educación media
Aunque no se tienen cifras precisas, se cuentan por miles los docentes que han emigrado huyendo de la grave crisis económica que vive el país. Aulas vacías y la precaria formación de millones de estudiantes es el resultado de una situación que traerá serias consecuencias
Autor: Eukaris Pérez
Para los hermanos Rafael y María Cabello no fue fácil tomar la decisión de marcharse del país. Profesores de educación física ambos, desde hace dos meses residen en Perú pues aseguran que simplemente se les hizo imposible mantener a sus familias con el sueldo que devengaban como docentes en escuelas públicas.
Como ellos, en los últimos meses, la galopante inflación ha obligado a miles de docentes a dejar sus trabajos y migrar en busca de mejores condiciones de vida, lo que ha golpeado fuertemente a la educación venezolana en general, donde cada día son más las aulas vacías por falta de profesores.
De hecho, ni siquiera los docentes de liceos privados, que cobran un poco más (tres mil bolívares la hora), quieren quedarse en el país para batallar con el escudo que los representa, su profesión como docente.
El vicerrector Administrativo de la Universidad de Carabobo, José Ángel Ferreira, especifica que a pesar de que no existen cifras concretas del éxodo de docentes hacia otros países, lo que sí se ha registrado es una «cantidad récord» de maestros que solicitan un permiso no renumerado, estimado en aproximadamente un 50% de los maestros que no pertenecen al staff de profesores, es decir, de los contratados.
Rafael Cabello pertenece a esa “cantidad record” de docentes que solicitaron un permiso no remunerado para emigrar. Casado y con una hija, fue el docente número 11 de su escuela en dimitir en los últimos tres meses; ello a pesar de tener unos ingresos nada despreciables en comparación con el devengado por sus colegas (unos cuatro millones de bolívares), gracias a sus varios trabajos extra.
«No es mi profesión, estoy dispuesto a hacer lo que sea para ganarme la vida y poder traerme a mi familia»
“En diciembre tomé la decisión de irme ante la imposibilidad de poder darle una navidad decente a mi familia”, afirma Rafael desde Lima, ciudad a la que llegó tras siete días de viaje y donde ya ha trabajado en un restaurante y ahora como obrero en una empresa de mantenimiento de condensadores eléctricos.
Con estudios de cuarto nivel (dos postgrados), 11 años como profesor de liceo y entrenador de varios equipos de fútbol menor y juvenil, asevera que, a pesar de estar trabajando en algo distinto a la carrera en la que basó toda su vida profesional, está dispuesto a hacer sacrificios por una mejor posición económica; mientras mantiene viva la esperanza de conseguir un cargo como couch de fútbol en un país con larga experiencia mundialista.
Nadie es profeta en su tierra
El coordinador de la Federación Nacional de Asociaciones de Padres y Representantes (Fenasopadres), Alexis Ramírez, afirma que la huida de profesores es algo que viene pasando aproximadamente desde hace dos años; situación que se propició por la buena acogida de los docentes venezolanos en otros países pues “conocen la preparación de los profesores aquí”.
Ramírez señala que Ecuador es uno de los países que contrató más docentes venezolanos en los últimos tiempos luego de que decidieron reformar el sistema educativo. “Hicieron un plan para modernizar la educación y ese plan se basaba en tener docentes mucho más estudiados; la mejor manera que consiguieron fue contratar docentes bien preparados como los venezolanos”.
Puntualiza que uno de los factores principales de esta diáspora es el poco ingreso que recibe los profesionales de la educación, mientras que afuera las ofertas son más cuantiosas, “entre 5 y 6 mil dólares, entonces los profesores se están yendo a la carrera”, afirma.
Tras el aumento de marzo, el salario mínimo integral en Venezuela es de Bs. 1.306.646, lo que se traduce a unos seis dólares si se toma en cuenta el precio del mercado paralelo que para este 15 de marzo (Bs. 215.752).
Prueba de ello es María Cabello, quien es una profesora divorciada y madre de un niño. A diferencia de su hermano, Rafael Cabello, migró a la ciudad de Arequipa, también en Perú, donde ahora labora en una empresa de impresiones digitales con un sueldo mínimo que ronda los 250 dólares y que no se compara con el que tenía en Venezuela (Bs 440.000 mensuales). Acá, para poder sobrevivir, redondeaba sus ingresos “matando tigres” como árbitro en cuanto torneo deportivo tenía oportunidad.
“El sueldo se me iba solo en pasajes. Era imposible seguir en Venezuela (…) Me vine porque quiero un futuro mejor para mi hijo, al que espero traerme pronto”, dice.
El salario mínimo integral en Venezuela fue aumentado en marzo de 2018 a Bs. 1.306.646, lo que se traduce a seis dólares aproximadamente, si se toma en cuenta el precio del dólar paralelo que para este 12 de marzo se cotiza en Bs 215.778,05.Cabello, quien cuenta con 10 años de experiencia, afirma que fuera del país “con el sueldo mínimo puedes vivir, sin lujos pero se pueden comprar todos los alimentos que necesitas, pagar una habitación, transporte y guardar algo”, mientras que en Venezuela tenía problemas para alimentar a su hijo con el salario de profesora.
Estragos en alumnos
La diáspora de profesores ha llevado a su reemplazo de docentes por personas que no tienen experiencia en pedagogía, lo que debilita los pilares de una buena enseñanza para un estudiante en formación. Esta es una realidad cada vez más palpable, y obedece a que el país se está quedando sin personal que pueda educar a los jóvenes.
El equipo de TalCual se dirigió al casco histórico de Petare y se encontró que de cuatro liceos visitados, dos están sin profesores de algunas áreas. Por ejemplo, en el “Dulce Nombre de Jesús” no se cuenta con profesor de Química, mientras que el “Antonio José de Sucre” carece de docentes de Geografía y Cátedra Bolivariana.
Un alumno del “Dulce Nombre de Jesús”, William Corredor, quien cursa tercer año, expresa que “el profesor de Química se fue del país cuando empezamos el segundo lapso y para tener nota nos pusieron la del primero”. Hasta ahora el problema persiste.
Corredor reveló que el encargado de la materia Educación Física no es una persona especializada en el área. “Él no es profesor, solo sabe más o menos y nos entrena”, dice. Casos como este están siendo aplicando en varios planteles educativos.
El coordinador de Fenasopadres explica que esto sucede en “las materias más críticas. Física, Química, Matemática e Inglés son donde faltan los profesores, entonces ahora están tratando de paliar eso con el programa Chamba Juvenil donde le dan un brochazo, porque ni siquiera se puede llamar pedagogía, y los ponen a dar clases”.
Agrega que es por ello que existen cifras “alarmantes” de alumnos que no aprueban el primer año de las universidades porque no cuentan con la preparación necesaria, a pesar de los cursos de nivelación que ofrecen muchas universidades al momento de iniciar una carrera. “El 70% falla, sobre todo en las carreras científicas”, dice Alexis Ramírez, de Fenasopadres.
Los que se quedan
La profesora Liana Flores dicta clases en la parroquia El Valle, al sur de Caracas, en un liceo privado. Allí la situación no es muy distinta a la que se vive en la educación privada: bajos salarios y la necesidad de buscar mejor calidad de vida fuera del país, lo que ha conllevado la reducción del número de profesores.
En la institución donde labora Flores no hay profesores que impartan clases de Castellano y Dibujo; a pesar de ello la directora del plantel, quien es especialista en el área de sociales, da la materia de Castellano mientras que a Dibujo “le están repitiendo la nota del primer lapso hasta que aparezca un profesor”, señala.
Flores declara que los profesionales de la educación que no tienen miras de irse del país (como ella), “empiezan a cazar los liceos que están pagando más” para poder costear sus gastos.
Yo tengo dos niños y chiquitos, tampoco es muy fácil decir vámonos ¿y después?, por lo pronto pienso quedarme aquí y seguir trabajando
El coordinador de postgrado de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Tulio Alfonso Ramírez, declara que cerca de 2.300 profesores de esa casa de estudios han dejado el país motivados por un pago mucho mejor, aceptando así cualquier condición laboral en otra nación. Eso puede dar una idea de lo que sucede aguas abajo en la educación primaria y secundaria.
«Eso es muy grave porque además se están yendo no solo los jóvenes sino los experimentados, aquellos cuyas instituciones han invertido en su formación y desarrollo y, que hoy son otros países los que están disfrutando de ese talento», expresa Ramírez.
«En eso sí hay democracia, se están yendo tanto de la educación pública como privada», acota Alexis Ramírez, de Fenasopadres, en clara alusión de que indiferentemente del sector que se mire, la situación es la misma: las aulas se están quedando vacías.
Mientras, en Perú, tanto María como Rafael Cabello mantienen la ilusión de legalizar su estatus migratorio para retomar lo que mejor saben hacer: educar, una pasión que cada día tiene menos seguidores en el único país petrolero del mundo que ha experimentado un proceso hiperinflacionario.
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