La Historia en la enseñanza, por Ángel Lombardi Lombardi
Twitter: @angellombardi
Tanto nos entretenernos en nuestra enseñanza de la Historia en los héroes y antihéroes, y sus rencillas y guerras y sus intrascendentes chismes y anécdotas, que dejamos por fuera lo importante. La «base económica» que hace posible la existencia de la sociedad y sus estructuras societarias e institucionales, así como su sistema social y político y cultural, hacen posible que la nación exista y progrese.
La pregunta y la respuesta es simple y cualquier niño la entendería. ¿En qué trabajan tus padres y cómo vive la familia? Desde el punto de vista histórico, nuestra economía «nace» en Cubagua con la explotación perlífera, cuando traen los primeros esclavos africanos (no llegaban a 100). Después fueron las salinas de Araya, tan importantes que las codiciaban todas las potencias rivales en el Caribe (ingleses, portugueses, franceses), lo que obligó a España a construir allí la primera fortaleza militar en nuestro territorio.
Luego, fue el «tabaco de Barinas», nuestro primer producto de exportación que salía por Puerto Cabello y Maracaibo. El tabaco llegó en los barcos de Colón y los misioneros lo combatieron porque los fumadores «echaban humo por narices y bocas porque estaban endemoniados».
Indígenas y esclavos africanos y criollos se habituaron rápido a él, fumado o mascado, por sus efectos sedativos-energizantes. Algo así como las hojas de coca en el altiplano boliviano-peruano, que ayuda a soportar el trabajo duro, atenúa el hambre y crea una sensación de relativo «bienestar». No se olvide que el tabaco y la coca están en la categoría de las drogas.
El tabaco es asumido rápidamente por brujos y chamanes en sus diversas ritualidades. Tan importante era el tabaco como negocio y para la economía que Inglaterra funda Virginia con el único objetivo de cultivar tabaco y «competir» comercialmente con España y Portugal a nivel global.
Después vinieron el cacao, el café y el petróleo, tres importantes historias que «contar».
Hemos sido «prósperos» en sentido relativo y modesto en cada caso, pero el impacto era coyuntural y sus beneficios eran muy desiguales para la población. La mejor parte siempre era «secuestrada y usufructuada» por el «gobierno y amigos». Tres siglos por la monarquía española y dos siglos por los gobiernos de la república. Ya esto es otra historia, cómo se administró y distribuyó la riqueza producida. Producción, distribución, consumo, beneficios, etc., es fundamental que en escuelas y liceos se empiece a hablar de ello para ir creando una cultura y mentalidad más moderna y orientada al siglo XXI.
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Empresa, empresario, emprendedor, negocio, comercio, innovación, tecno-ciencia, competitividad, productividad, consumo, globalización, conquista del espacio, ambiente, energías alternativas, cambio, incertidumbre, bienestar, diversificación económica, disminuir las desigualdades, gerencia, digitalización y un largo etc., el vocabulario de la realidad a partir de una «libertad responsable recíproca» que hace de cada uno un protagonista del Orbe Novo en construcción.
Nuestros escolares siguen memorizando fechas y datos y batallas y presuntos conocimientos que en segundos su celular se los proporciona. Su futuro trabajo, aquí y en el mundo, les va a exigir idiomas y competencias tecnológicas y altas exigencias profesionales de innovación y cambio.
No creo que nuestra educación en el área Historia y Sociales esté cumpliendo de una manera suficiente estas orientaciones. No las entiende el Estado-gobierno y, a nivel privado, las entienden algunos; pero el Ministerio controla «currículum y pensum” e impone su absurdo proyecto ideológico y político y mantiene las viejas inercias viciosas y burocráticas del pasado. No terminamos de salir de nuestras j(aulas)-educativas- culturales en un siglo XXI, cada vez más dinámico e innovador.
Ángel Lombardi Lombardi es licenciado en Educación, mención Ciencias Sociales, con especialización en la Universidad Complutense y la Universidad de La Sorbona. Fue rector de la Universidad del Zulia y rector de la Universidad Católica Cecilio Acosta.
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