La infinita transitoriedad, por Simón Boccanegra

Cuando en ya lejana época de mi vida me ocupaba de asuntos electorales, no dejaba de llamarme la atención la insistencia de la izquierda maracucha en proponer a josé delgado ocando como impepinable candidato a senador. Por discreción nunca lo dije, pero siempre me pareció una de esas típicas «nulidades engreídas y reputaciones consagradas». En lo que el hombre sí es un taco es en eso de jalar bolas. Fue el inventor de aquello de la «supraconstitucionalidad», que iván rincón proclamó a los cuatro vientos. Luego delgado ocando escribió un articulito elogiando al «genial jurista», o sea, a él mismo: ¡habráse visto mayor impudicia! Ahora nos salió con la tapa del frasco: la transitoriedad es infinita; «indeterminada», dijo este inmortal constitucionalista. Firme y a discreción ante su jefe le dijo, en alta y clara voz: «Comandante, la República será transitoria hasta que usted quiera; ordene, comandante en jefe, que aquí estoy, para darle piso jurídico a lo que su voluntad tenga a bien decidir». A lo mejor fue por eso que Chávez se dedicó a leer un libro mientras delgado peroraba. Pena ajena.