La inflación de Giordani, por Simón Boccanegra
Según el sabio Giordani, el de la inflación en Venezuela es un problema de «inercia estructural». Nunca este papanatas había sido más elocuente en su ignorancia. Si la inflación fuera «estructural» Alemania nunca habría salido de su hiperinflación en los años 20 del siglo pasado (23.000%), y Argentina, Bolivia, Brasil y Perú todavía estarían haciendo frente a inflaciones de varios miles por ciento anual. Es más, si esa escoria parida por el cerebro de Giordani tuviera algo que ver con la realidad debería explicarnos, por ejemplo, cómo fue que en Zimbabue bajaron una inflación de millones por ciento hace todavía dos años a menos de un dígito hoy. No, profesor Giordani, no es «estructural» sino el resultado de las políticas públicas impulsadas desde el pináculo del poder, allí donde pontifica nuestro sabio. Pero es más fácil culpar a una fantasmagoría inefable como la «inercia estructural», imposible de saber con qué se come, antes que reconocer que tú y tu gobierno son los responsables de esta calamidad nacional que es el altísimo costo de la vida.
Revisa la política fiscal y el gasto público, échale un ojo a la política cambiaria, paséate por el hostigamiento al aparato productivo privado y a la destrucción del estatal y tendrás respuestas más tangibles que esa bobada de la «inercia estructural». En los primeros años del régimen, la inflación bajó. Bajó, profesor, porque tú, que no sabías qué hacer, y te distraías con el Eje Orinoco-Apure, te tuviste que calar a Maritza Izaguirre, ministra de Caldera, al frente de Hacienda, y ella les dejó de herencia el abatimiento de la inflación que comenzó con la Agenda Venezuela. Echa tú cuento como es y no dejes que la mezquindad y el resentimiento te carcoman el alma .
