La inflación, estúpido, la inflación; por Simón Boccanegra
La cuestión cambiaria se le está escapando de las manos al gobierno. La eliminación del Sitme, que dejó durante un tiempo a parte de los importadores fuera de juego, fue suplida por la modalidad de la subasta. Si para Giordani el Sitme constituyó una perversión patológica, la subasta, a menos en su primer round, no abrió una perspectiva más saludable.
Se hizo la subasta y a estas alturas no se conoce cuál es el precio que alcanzó la moneda gringa. Por ahora, pues, tenemos un tercer precio del dólar, pero envuelto en el misterio. Si la intención confesa era rebajar el dólar negro, el efecto buscado no se alcanzó pues aquél continúa tranquilazo por los espacios siderales. En cambio, se logró perfectamente una nueva devaluación; por cierto, muy grande. De 6,30 bolos por dólar saltamos a una cifra desconocida entre 10 y 15. Cualquiera que sea, habla de un trancazo devaluacionista nada desdeñable, con su consecuencial rebote sobre los precios internos y sobre la inflación en general. Estamos entrando en el peor mundo posible, el de los cambios múltiples, que, dicho sea de pasada, favorecerá una expansión descomunal de la corrupción cambiaria. Por cierto que estas situaciones suelen producir efectos inesperados. Por más que hay un dólar Cadivi y un dólar de subasta, el dólar marcador para la economía es el innombrable. Los llamados precios de reposición se calculan con base en el negro, de modo que la inflación este año va a desbordar todos los cálculos previos. No hay prueba más elocuente de la abismal incapacidad de este equipo de gobierno que el modo como están dejando que una inflación que ya había sido prácticamente domada, haya rebotado con tanta fuerza.