La jaula de las focas, por Teodoro Petkoff
La Asamblea Nacional se ha negado varias veces a someter a debate el escandaloso caso de Pudreval. Basta con este dato para medir la importancia de impedir que en septiembre las focas obtengan mayoría en el próximo Parlamento. La salud del país, el decoro y la decencia de la función pública, así como la necesidad política, exigen una Asamblea Nacional con una mayoría que no sea de focas: aplaudidoras, obedientes y sumisas. Una Asamblea con mayoría chavista es para que Atila siga haciendo lo que le da la gana con el poder.
Una Asamblea con mayoría chavista es para que el abuso de poder continúe siendo la norma de gobierno. Una Asamblea con mayoría chavista es para que la Constitución continúe siendo ese librito azul que sirve para todo, menos para regir lo que debería ser un Estado de Derecho. Una AN con mayoría chavista continuaría aprobando leyes contrarias a la Constitución y a los intereses generales del país.
Así como el Parlamento de focas se niega a investigar los guisos y la incapacidad de Pudreval, tampoco coloca en su agenda el tema del costo de la vida. Los ministros de la economía, responsables de la brutal alza del costo de la vida, han contado con la complicidad de las focas para no darle la cara al país. El propio Atila ha confesado el deterioro de Barrio Adentro: ¿cuándo se ha planteado en la AN un debate y el establecimiento de responsabilidades sobre un asunto tan delicado?
¿Alguna vez la AN le ha prestado atención a las denuncias del propio diputado pesuvista Tirso Silva sobre el colapso del sistema nacional de salud? ¿Alguna vez ha estado la inseguridad ciudadana en la agenda del zoológico marino que es la AN? Estos once años deben haber enseñado suficientemente al país que la vida republicana es perversamente distorsionada cuando el Poder Ejecutivo, es decir el Presidente, no tiene ningún contrapeso en el Poder Legislativo. El desbalance entre el Presidente y el Parlamento desequilibra todo el edificio del Estado. La sumisión de la Asamblea Nacional elige un Poder Judicial también sometido y obediente al Ejecutivo y elige también una Fiscalía, una Contraloría y una Defensoría del Pueblo, igualmente colocadas a la orden de los deseos del Presidente. Ese desequilibrio afecta la vida cotidiana de la gente. ¿Puede este Parlamento rojo-rojito atender a las familias que carecen de vivienda y exigir responsabilidades a los ministros que protagonizan ese fracaso? ¿Dónde se hacen oír los pacientes sin atención médica adecuada? ¿Puede un Parlamento como el actual ser la caja de resonancia de millares de familias que se agolpan frente a las morgues de todo el país pidiendo tan sólo justicia? ¿Pueden serlo el Tribunal Supremo de Justicia, la Fiscalía y la Contraloría? Los venezolanos estamos totalmente indefensos cuando focas dominan la AN, porque a partir de ella el Presidente domina todo.
Se necesita una Asamblea Nacional que sea capaz de llevar a debate el tema de las abusivas e inaguantables cadenas de Atila y hacer respetar una ley que las regule. Hay, pues, que conquistar la AN para meter a Atila dentro de la Constitución. Una Asamblea que haga valer la que debe ser la gran divisa nacional: Dentro de la Constitución todo, fuera de la Constitución nada.