La Ley misteriosa, por Teodoro Petkoff
En diciembre de 1999 años fue aprobada en referéndum popular la Constitución hoy vigente. Entre sus disposiciones transitorias la Cuarta ordenaba a la Asamblea Nacional aprobar dentro del primer año, contado a partir de su instalación, una reforma de la Ley Orgánica del Trabajo, específicamente dirigida a restablecer la reatroactividad en el cálculo de las prestaciones laborales, así como también aprobar un conjunto de normas para regular la jornada laboral.
El numeral 4 de la misma Disposición Transitoria Cuarta postulaba la obligación de aprobar en ese primer año una nueva Ley Orgánica Procesal del Trabajo. El mandato de la Constituyente fue cumplido la friolera de ¡más de trece años después! Es evidente que los trabajadores y su situación no constituían propiamente una prioridad para Hugo Chávez. Al contrario, si con algún sector ha tenido el gobierno una bronca casi permanente es con el de los trabajadores.
Ahora, presionado sobre todo por un proceso electoral que no se anuncia positivo para su causa, el presidente forzó prácticamente a mandarriazos la terminación del larguísimo proceso de legislar para los trabajadores. Pero incluso promulgada, la Ley continúa siendo un secreto bien guardado. La conoceremos dentro de pocos días, una vez que el TSJ valide su condición de ley orgánica.
La Ley del Trabajo puede ser considerada como la ley más importante después de la propia Constitución, por la obvia razón de que regula nada menos que la quintaesencia de las relaciones sociales, que son las laborales, las relaciones entre patronos y trabajadores. Si en Chávez, con su revolución dizque socialista, hubiera existido un mínimo conocimiento de la historia de las luchas sociales y obreras, en el mundo y en nuestro país, habría ordenado prioridad A1 para la Ley del Trabajo. Pero nunca fue un tema que le interesara particularmente.
Por otra parte, nunca en nuestra historia contemporánea se ha fabricado una ley en tan absoluto secreto como lo ha sido la del Trabajo. Una ley, que por su propia naturaleza obligaba a la más amplia discusión pública, tanto en el Parlamento como fuera de este, es conocida apenas por el minúsculo cogollito que la elaboró.
El secretismo, el mismo que rodea la enfermedad de Chávez y muchos otros de sus actos, envolvió también a la LOT. Y sin embargo, este increíble fabulador que es el Presidente, ha tenido los riñones de afirmar «que no hubo nunca antes Ley del Trabajo tan discutida como esta». Es más, no sólo la oposición sino ni siquiera la misma fracción chavista en el Parlamento, conoce la Ley, lo cual ya es el colmo del abuso de poder de Chávez y de la abyecta sumisión de la mayoría de la AN.
Aprobada por vía Habilitante, la Asamblea Nacional fue también marginada del debate, al igual que los 12 millones de venezolanos que componen la Población Económicamente Activa, destinatarios directos de la ejecución de la Ley. Bien, pero ya habrá tela que cortar, cuando la ley salga del cofre.
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