La marca del Zorro, por Aglaya Kinzbruner
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En su corcel
Cuando sale la luna
Aparece el bravo zorro.
Al hombre del mal
Él sabrá castigar
Marcando la Z de Zorro
¿Quién no habrá visto el Zorro? ¡Lo pasaron tantas veces en televisión! Pero, como el mito de ER, la vida es un continuo renovarse. La marca del Zorro se hace presente hoy más que nunca.
Guy Williams nació en Nueva York de padres sicilianos, de Mesina para ser precisos, que habían emigrado debido a una mala situación económica, como Armando Joseph Catalano, el 14 de enero de 1924. Su papá, el Sr. Catalano consiguió un trabajo como vendedor de seguros y pudo mandarlo a buenos colegios. Se distinguió en matemáticas y ajedrez. Cuando cumplió siete años su padre le enseñó esgrima en la cual era excelente. Nunca necesitó un doble para los duelos que Disney exigía se hiciesen con espadas de verdad y sin protección alguna, aunque sí para las carreras con su icónico caballo negro.
Como era excepcionalmente buen mozo y medía 1.90 m tuvo sus comienzos como modelo. Pero su sueño era ser actor. Aunque tuvo éxito como modelo y fue varias veces portada de revistas de cierta difusión como Harpers Bazaar y True Romance, y ya tenía un pequeño capital ahorrado, empezó a mandar fotos suyas a varios directores de cine en la esperanza de cristalizar sus deseos. Y aquí nos encontramos con esos giros del destino que nos dejan perplejos. Fue rechazado porque lucía ¡demasiado latino!
Años más tarde cuando supo de la posibilidad de trabajar en el Zorro y ya tenía 33 años, le dijeron que se dejara crecer un pequeño bigote que, según los «sabios de Hollywood», lo harían ver ¡más latino! Para entonces ya tenía un agente que lo había convencido de cambiarse el nombre a Guy Williams. El escritor de la serie del Zorro era Johnston McCulley. Guy Williams se transformó en Diego de la Vega, el hijo de un rico hacendado de origen español que era un poco como Dr. Jekyll y Mr. Hyde, de día un joven perezoso, muy elegante, que tocaba la guitarra que, por cierto, tuvo que aprender ya en el set y de noche, un vengador errante, que iba de noche aquí y allá impartiendo justicia siempre defendiendo los derechos de las poblaciones indígenas, con la ayuda de Bernardo, su fiel servidor sordomudo.
La serie tuvo un éxito instantáneo y comenzó su estreno en el 1957. Tanto gustó al público infantil que los niños escribieron grafitis de la famosa «Z» en sus pupitres. Y el famosísimo y súper reconocido Guy Williams tuvo una oferta de trabajo en la Argentina. Siempre simpático, abierto a ofertas nuevas y trabajos originales, se fue para allá y tanto le gustó la Argentina que pasó el resto de su vida dividiéndose entre uno y otro país.
Su amor por Argentina fue correspondido de tal manera que a muchos niños en esa época les pusieron de nombre Diego. Dicen que en una de sus llegadas al aeropuerto de Ezeiza lo esperaron más de 3.000 personas, entre madres y sus hijos.
Y hablando de expertos espadachines a nosotros no nos faltan los nuestros. Rubén, Francisco y Jesús Limardo junto con Gabriel Lugo formaron equipo y fueron los primeros hermanos en ganar juntos un diploma en los pasados Juegos Olímpicos de París. Con anterioridad, Rubén Limardo logró para Venezuela el oro en los Juegos Olímpicos de Londres del 2012. Al igual que el «Zorro” los hermanos Limardo obtuvieron el soporte afectivo necesario para sobrevivir de otro país, Polonia. La esgrima es un deporte de caballeros, grato a la vista, un gran espectáculo.
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Desmond Morris, zoólogo, en su famoso libro, con millones de copias vendidas, El Mono Desnudo (1967) dice que hay 193 especies vivientes de simios y monos. 192 están cubiertas de pelo. La excepción la constituye uno que se ha puesto a sí mismo, ¡Homo Sapiens!
Aglaya Kinzbruner es narradora y cronista venezolana.
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