La mesa está servida, por Teodoro Petkoff
Las organizaciones democráticas han dado un paso más en el camino de desarrollar y consolidar el proceso unitario que desde 2007 han venido articulando. La creación de la Mesa de Unidad, han dicho, pretende afirmar vínculos unitarios que ya tuvieron expresión electoral alrededor de la candidatura de Manuel Rosales, luego en la movilización contra la reforma constitucional y finalmente en las elecciones para gobernadores y alcaldes.
En los tres casos los resultados permitieron mejorar el desempeño de los adversarios del gobierno. En el primero, se logró hacer retroceder el abstencionismo, que había infectado a buena parte del pueblo opositor, desmovilizándolo y contribuyendo a entregarle de gratis al chavismo gobernaciones, alcaldías, concejos municipales y la Asamblea Nacional. En el segundo, se derrotó la reforma constitucional y en el tercero las fuerzas democráticas ganaron casi todas las posiciones de gobierno regional y local que habían entregado, sin pelear, en años anteriores.
No se está, pues, ante un acto sin antecedentes sino que, por tenerlos, debe ser visto como lo que es: un eslabón más en la cadena de fortalecimiento de una opción unitaria, alternativa al chacumbelato. No es la primera vez que los partidos actúan unitariamente. En este sentido, el examen crítico de la experiencia unitaria hasta ahora vivida sería muy útil, para no repetir errores. Esta vez no hay procesos electorales inmediatos. Eso debe favorecer una acción unitaria que no se reduzca a lo puramente electoral y que permita abordar conjuntamente los miles de problemas que nos acogotan hoy, respecto de los cuales beneficiaría mucho a la alternativa democrática si los venezolanos pueden verla luchando por algo más que votos y candidatos.
La ampliación del espacio electoral alternativo tiene mu cho que ver con la capacidad que tenga la Mesa Unitaria de ser percibida como punto de referencia frente a la variedad de aspectos que componen el cuadro de una sociedad en crisis. Están pasando demasiadas cosas que deberían estar en la agenda diaria de la Mesa Unitaria. Satisface saber que ésta ha creado comisiones de trabajo para abordar esos distintos aspectos y formular, en cuanto a ellos, líneas de acción.
Sin embargo, lo electoral, aunque han dicho que por ahora no ocupa el centro de la escena, es imposible sos layarlo. Es de suponer que, si no en el «mostrador» de la Mesa Unitaria, en su «cocina» sí habrá una comisión ocupándose de la cuestión electoral. Hay temas que deben estar listos con tiempo. La maquinaria electoral, los mecanismos de selección de candidaturas, la alianza perfecta y la cuestión de la tarjeta electoral única que, dicho sea de paso, potenciaría notablemente el alcance electoral de la Unidad.
Pero, sí hay una prioridad inmediata: el rechazo al proyecto de Ley Electoral presentado por el PSUV, con la cual éste pretende pagarse y darse el vuelto. Los desafíos son grandes y muchos. La oportunidad es ancha pero no ajena.