La mina del desastre, por Simón Boccanegra
En noviembre de 2012 la empresa canadiense angloamericana entregó la concesión que le había otorgado el segundo gobierno de Rafael Caldera para que explotara unos yacimientos de níquel, ubicados cerca de Las Tejerías, estado Aragua.
La mina pasó a manos de Petróleos de Venezuela, al crear Pdvsa Industrial, para continuar la explotación. Hace unos meses denunciamos aquí que la nueva empresa no funcionaba como debía. A los jerarcas rojos no les gustó que ese tipo de información trascendiera y convocaron una asamblea con los trabajadores, a quienes les prometieron que la mina volvería a funcionar de manera eficiente, pero les exigieron no dar información a los medios.
Sin embargo, la promesa no fue cumplida y hoy nos vuelven a comentar que el estado de la empresa minera es desolador.
Los mineros acuden al trabajo y una buena parte de ellos pasa el día sin hacer nada. Cualquier avería en una máquina puede significar que la misma no vuelva a operar por varios meses, pues comprar el repuesto que necesite pareciera ser una misión imposible para la nueva gerencia. Hay trabajadores a quienes esta situación no parece preocuparles, ya que reciben su salario de manera puntual; pero hay otros que están angustiados al ver el estado de postración al que ha llegado la minera.
Las carencias van en aumento, al punto que ahora los trabajadores tienen que llevar su propio papel tualé, pues ni ese insumo básico existe.
Al parecer, los nuevos gerentes tienen tal fijación con el color rojo que están haciendo todo lo que está a su alcance para poner los números de la empresa en ese color.