La mujer venezolana: una luchadora incansable, por Omar Ávila

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Marzo es un mes especial, no solo porque el 8 de marzo conmemoramos el Día Internacional de la Mujer, sino porque nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre el papel fundamental que desempeñan las mujeres en nuestra sociedad, especialmente en contextos de crisis como el que atraviesa Venezuela. La mujer venezolana ha demostrado ser un pilar insustituible en la familia, la economía y la lucha por la igualdad de derechos, enfrentando desafíos que día a día redefinen su rol y su fortaleza.
La mujer ha sido históricamente el corazón de la familia venezolana, no solo como madre, sino como guía, protectora y principal garante de la educación y formación de sus hijos. En un país donde la migración ha fracturado miles de hogares, muchas mujeres han debido asumir solas la crianza de sus hijos tanto en el interior como en el exterior; o en otros casos, enfrentar el desafío de envejecer sin la cercanía de los suyos. Las madres y abuelas que permanecen en Venezuela han debido adaptarse a una nueva realidad: ser el sostén emocional y económico de quienes se fueron y de quienes se quedaron. Esta situación ha acentuado la carga mental y económica que muchas de ellas ya llevaban sobre sus hombros.
Las mujeres venezolanas no solo sostienen sus hogares, sino que también han sido protagonistas en la esfera pública: en la política, la economía y la sociedad civil, han demostrado su capacidad de liderazgo y resiliencia. Son empresarias y comerciantes que, en medio de un panorama económico incierto, emprenden para sobrevivir; son activistas que luchan por la justicia y los derechos humanos; son médicas, maestras y trabajadoras que con esfuerzo y vocación mantienen el funcionamiento del país. Sin embargo, esta participación enfrenta múltiples obstáculos, desde la desigualdad salarial hasta la falta de oportunidades en sectores estratégicos de toma de decisiones.
La búsqueda de equidad de género en la esfera pública sigue siendo un desafío vigente. La discriminación, la violencia de género y la falta de acceso a oportunidades continúan afectando a miles de mujeres en el país.
Desde el ámbito legislativo, se han impulsado iniciativas para erradicar estas problemáticas, pero aún queda mucho por hacer. Es imperativo que la sociedad en su conjunto continúe promoviendo políticas que protejan a la mujer, garanticen su acceso a la educación, la salud y el empleo digno, y fomenten su empoderamiento en todos los niveles.
Uno de los mayores retos que enfrentan las mujeres venezolanas hoy en día es la fragmentación familiar causada por la migración. Con millones de venezolanos en el exterior, muchas madres han visto partir a sus hijos en busca de un futuro mejor, quedándose en un país que lucha por mantenerse a flote. Este fenómeno ha generado un profundo impacto emocional, pues deben lidiar con la soledad, la incertidumbre y, en muchos casos, la angustia de no poder reunirse con sus seres queridos. Asimismo, la economía del cuidado ha cambiado radicalmente: las abuelas han pasado a ser las principales cuidadoras de los nietos, mientras que muchas mujeres dependen de las remesas enviadas por sus familiares para subsistir.
Además, la migración también ha afectado el tejido comunitario. Muchas mujeres han asumido roles de liderazgo en sus comunidades, organizándose para enfrentar la escasez de recursos, la falta de servicios y la inseguridad, lo que para muchas, su vida se convierte en un peso difícil de sobrellevar.
A pesar de la crisis, la mujer venezolana sigue en pie, demostrando una capacidad de resistencia que inspira tanto por su ímpetu, paciencia y tolerancia, que han sido claves para mantener la esperanza de una nación que, aunque golpeada, sigue en lucha.
La construcción de una Venezuela más justa, equitativa y próspera pasa necesariamente por reconocer el valor de sus mujeres y brindarles las herramientas para que continúen siendo agentes de cambio.
Hoy más que nunca, es momento de retribuirles su esfuerzo, reconocer su labor y garantizarles un futuro en el que no tengan que escoger entre su país y su familia, sino que puedan vivir con dignidad y oportunidades dentro de sus propias fronteras.
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Omar Ávila es secretario general nacional de Unidad Visión Venezuela.
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