La paliza en la Asamblea Nacional, por Simón Boccanegra
El grupo parlamentario oficialista está llevando palo y palo en la Asamblea Nacional. Las focas, con su amaestrador semi-inhabilitado y dedicando la mayor parte de su tiempo a una obscena e impúdica utilización de su enfermedad con abierta intención electorera, perdieron totalmente la goma. Convocadas de urgencia para el lunes con un pretexto misterioso, que luego se transformó en la continuación, totalmente artificiosa, de un debate que ya había terminado, sobre la supuesta «conspiración» de la oposición, dieron un espectáculo lamentable. Sin saber qué decir ni responder a una oposición, ahora más centrada y precisa, el tiempo se les iba en idioteces como las de Pedro Carreño y en los acostumbrados clichés insultantes de siempre, eludiendo completamente el tratamiento de los temas que los diputados de la oposición colocaban continuamente sobre el tapete. Mientras los diputados democráticos se referían a la inflación, la inseguridad, la crisis de la vivienda, el desempleo, etc., como los asuntos que realmente preocupan a los venezolanos, las focas se iban por las ramas con sus sempiternas bolserías. La paliza adquirió tales características que el gobierno metió una cadena y sacó el debate del aire. Cadena que obviamente iba a ser apenas una transmisión del canal 8, dada su escasa relevancia, pero que sirvió al propósito de tapar las vergüenzas de la manada de focas y para darle al Gran Caporal una nueva oportunidad, esta vez ante escolares de primaria, de continuar aprovechando su enfermedad como palanca para motivar a sus cada vez más alicaídas huestes. A propósito, el acto derivó hacia un burdo aprovechamiento de niños con propósitos políticos y partidistas. ¿No y que eso está prohibido?